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Bellos recuerdos-especial San Torcuato
  • Publicado: 02.05.2012, 13:27
     
    ASandy
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    BELLOS RECUERDOS-ESPECIAL SAN TORCUATO
    En el mes de su Festividad

    Es bueno conocer nuestra Historia para admirarla y no olvidarla.
    (Cada semana en este mes enviaré un artículo)


    En los comentarios-resúmenes de la obra OBISPADO DE GUADIX Y BAZA de D. Pedro Suarez, decíamos:

    "...reavivar el nombre de San Torcuato, primer discípulo de Santiago,y su sucesor, quien junto con sus compañeros, los Siete Varones Apostólicos FUNDARON EN ESPAÑA LA CRISTIANDAD, PLANTARON LA RELIGIÓN Y DESTRUYERON LA IDOLATRÍA (S, Gregorio VII) cuyos frutos dichosos nos alcanzan hoy a nosotros españoles y a todos aquellos pueblos de América y Asia que de nosotros descienden, o que de labios de nuestros santos misioneros recibieron la Buena Nueva".
    "Nos proponemos también honrar a Guadix dando a conocer su nombre a los muchos españoles que aún pudieran ignorarlo, porque fue en esta tierra bendita, rodeada de montañas que eternamente cubren las nieves, donde la Divina Providencia quiso que los discípulos de Santiago aquellos mismos que le acompañaron a Jerusalén, y que por designio divino nos trajeron su santo cuerpo, que después fueron consagrados Obispos en Roma por San Pedro y por San Pablo y enviados a evangelizar España, quiso la divina Providencia que en esta antiquísima tierra se operara la conversión del primer pueblo que, con su Princesa Santa Luparia, aceptaba el bautismo de Jesucristo?.
    "Y honrar también a Guadix ante todos los españoles, porque allí se fundó la primera Catedral Apostólica, y allí fue donde por primera vez, se dijo la Santa Misa de rito apostólico, real y verdadero"
    "Otro de los acontecimientos que tanto honran a Guadix, fue el haber sido cuna de D. Pedro de Mendoza, llamado el Adelantado, fundador que fue de la ciudad de Buenos Aires en el año de 1536".
    Otros grandes varones tuvieron su cuna en esta ciudad de Guadix como D. Álvaro de Bazán con su brillante actuación en Lepanto?¡"
    Y el que fue su Obispo Don Antonio de Guevara cuya obra literaria gozó justa fama en el mundo entero"
    "Y es para la consecución de estos propósitos, que deseamos reproducir este libro, compuesto con rigurosa exactitud de los hechos históricos".con desprecio de todas las leyendas imaginarias que los falsos cronicones vocearon a principios y mediados del siglo XVII" "salvose el Dr. D. Pedro Suarez de este contagio, por su desprecio a todo cuanto no estuviese apoyado en documentos de estricta autenticidad".
    "La Historia del Obispado de Guadix y Baza comienza exponiendo los hechos, desde los primeros tiempos de que se tiene noticia de la antiquísima Acci, y se detiene con la mayor extensión en cuanto se refieren a la vida del glorioso San Torcuato, columna de la fe católica en España".


    La grandeza de S. Torcuato tiene su fundamento no solo en haber sido contemporáneo a los Apóstoles, sino en llegar a ser el discípulo predilecto de Santiago. Y de tal forma gozaba de la confianza de ellos que nada menos que el mismo Pedro y Pablo, lo consagran Obispo en Roma.
    Grande debía ser su santidad pero no lo podían faltar las dotes de cultura y saberes de líder para que fuese él no solo consagrado Obispo, sino que Pedro y Pablo lo destinan a España para que comience por el sur con él, la evangelización
    Su misión era la misma de Santiago, vino a ocupar su puesto. Si Santiago evangelizó por el norte con no excecivas conversiones, a Torcuato se le encomienda por Pedro y Pablo comenzar por el sur. Por ello Pedro Suarez exterioriza su amor al santo, confesando la deuda que con él tenemos contraída todos los españoles. De los primeros siglos son las preces que invocan en su honor los más antiguos breviarios; ya en la Edad Media aparecen los templos levantados a su memoria por todas las anchas tierras de España.
    Su autoridad y conocimiento de la misión y de la doctrina de Jesús, era semejante a la de los Apóstoles. Por ello es la columna de la cristiandad en España porque era el Primero, el que presidía a los siete varones apostólicos que según San Gregorio VII: FUNDARON EN ESPAÑA LA CRISTIANDAD, PLANTARON LA RELIGIÓN Y DESTRUYERON LA IDOLATRÍA.
    Fue San Isidoro cumbre de la cultura hispana del siglo VII, quien formó el rito Mozárabe, donde en la fiesta dedicada a nuestro santo patrono, se aprecia con minucioso trazado una biografía extensa de los Siete Varones Apostólicos, basada en documentos que, algunos de ellos, se perdieron por los avatares de la invasión sarracena.
    Abundan los códices del primer milenio, cuyos textos se identifican o coinciden en expresiones equivalentes, historiando la fundación de la cristiandad en España y propagación del Evangelio por San Torcuato y sus compañeros.
    La obra histórico-literaria que se mueve alrededor de este problema es singularmente copiosa y apoyada siempre por los historiadores de mayor autoridad; son Pontífices como León III, Calixto II y Gregorio VII los que en epístolas y decretales sostienen, confirman y sentencian la providencial actuación de San Torcuato y sus compañeros.


    Las extensas investigaciones que hemos podido realizar a través de los trabajos posteriores al Dr. D. Pedro Suarez, hasta nuestros mismos días, nos llevan a concebir que la más unánime actitud positiva de cuantos historiadores tratan este asunto, proclama con certitud histórica la trascendental acción de San Torcuato.
    El P. Enrique Flores, en su España Sagrada, una de las más importantes con que cuenta la Historia patria, dedica extensa parte de sus Tomos III, IV y VII a tratar de la obra de los siete apostólicos, San Torcuato y sus compañeros, acompañados siempre sus textos con citas y reproducciones de Documentos antiquísimos.
    Suyas son estas palabras: Nuestras Iglesias veneraron con razón a los siete (S. Torcuato y sus compañeros) como fundadores y propagadores apostólicos de la doctrina evangélica y como instituidores de las sillas pontificias. Este solo título es bastante y dignísimo para dar culto a Dios en un día destinado a esta memoria.
    El P. Zacarías García Villadas, S.J. como rigurosísimo crítico tan conocido, haciendo estudio minucioso de cuantos documentos antiguos se conocen, concluye que la tradición que sostiene la venida de S. Torcuato y sus compañeros a España a fundar la cristiandad y propagar la fe de Cristo, es cierta y venerable.
    Añade que el jefe de la expedición debió ser S. Torcuato, pues en todos los textos se le cita el primero y en seis de los ocho calendarios mozárabes se especifica únicamente su nombre, señalando a los demás con la voz genérica de Compañeros.
    Pero acudamos a la más alta autoridad en crítica histórica, al insigne Menéndez y Pelayo: La Historia que con tanta fruición recuerda insípidas genealogías y lamentables hechos de armas, apenas tiene una página para aquellos héroes (San Torcuato y sus Compañero) que llevaron a término en el suelo español, la metamorfosis más productiva y santa.
    El presentador de esta segunda edición, ante los testimonios aducidos, proclama que acentuando la esperanza de ver fructificar esta semilla en relación con la vida y los hechos de los Santos varones apostólicos en el libro sobre la Historia del Obispado de Guadix y Baza, que hoy de todo corazón lanzamos por amor a San Torcuato, y que esperamos sea recogida por multitudes de seguidores de Cristo. Y felices nosotros si viésemos convertida en TIERRA DE PEREGRINACIÓN los santos lugares donde por vez primera sus manos sagradas celebraron el sacrificio santo de la Misa, seguro que allí habrían de recibir fortaleza en el tesoro de su fe, al revivir las escenas en que los santos varones apostólicos se ofrecieron en holocausto para darnos a Cristo.
    El presentador de esta segunda edición recurre también a cuantos del algún modo cultivan las artes o las letras. (Hoy tenemos entre otros a los hermanos Asenjo Sedano que han dado respuesta brillante a nuestra historia) También ellos, prosigue el presentador son llamados a cooperar en la Obra del Señor, dándonos interpretado por la inspiración de sus artes todo el contenido emotivo y dramático de aquellas gigantescas personalidades cristianas de los primeros tiempos, que lucharon con las tinieblas de un paganismo cruel y violento y la incredulidad de un judaísmo farisaico. Y con el precio de su sangre hoy nosotros mismos somos testimonio de su verdad.
    Hoy nos encontramos con otra tendencia pagana muy generalizada, se nos inventan ídolos por doquier, pero los que tenemos fe sabemos que "alimento fuerte y alimento bueno es para las almas la vida de los santos, y puro jugo de vivir glorioso cuantas enseñanzas de ellos recojamos".

    Hoy de nuevo es actualidad lo que se nos pide en la presentación de nuestra Historia de Guadix: Vosotros artistas, profesores, educadores buscad en la verdad victoriosa de nuestra Historia la inspiración de vuestras obras, mejor que en ficciones intrascendentes, siempre producto imaginativo sin contenido vivificante, tomad la gran responsabilidad de vuestras funciones y enseñad, educad y hasta apasionad a nuestras legiones de juventud con aquella doctrina por la que se puede caminar confiados y atrevidos. Porque quien pudo nos dijo era la Verdad y la Vida.

    ¿A qué personajes de las ficciones modernas podríamos comparar en valor y en heroísmo con aquellos santos varones? Ellos no buscaban nada humano, es más, pagaban con su sangre el favor de enseñarnos el camino de la más sublime libertad y de la Verdad.
    ¿Cómo literatos y artistas, teniendo en vuestras manos la victoria de la verdad y de la vida, os la dejáis arrebatar por el enemigo y por la muerte? Porque habéis vuelto las espaldas a la luz, nos estamos convirtiendo en estatuas de sal. Tiempos son estos en que la nave de nuestra existencia se mece entre el oleaje furioso de herejías y escepticismos, y si hemos de quedar a flote de la trágica tormenta, recurrir tenemos a la base inconmovible de las verdades eternas
    Y si esto se escribía en el año 1948, ¿podemos decir que hoy hay menos paganismo, escepticismo y decadencia de los valores, aún paganos, no solo espirituales sino aún de los puramente naturales? Nuestros antepasados en Guadix adoraban a Isis esposa de Osiris, pero aún ellos consideraban a esta diosa como representante de la fidelidad conyugal, incluso más allá de la muerte, y la abnegada solicitud maternal, era la protectora de las madres, de los niños y de la familia.
    Torcuato, el Cristianismo, consiguió concentrar todo en un solo Dios, realmente viviente, aplicando estas protecciones al que tenía Vida Divina, no a imágenes sin tener más realidad que la de la figura material, pero aún ellos veían en su espiritualidad los valores naturales: Fidelidad conyugal, protección a la madre, de los niños y de la familia. Pero hoy estas mismos valores necesarios para una convivencia feliz y en paz, son destruidos y sustituidos brutalmente por sus contrarios: infidelidad como progreso, dar a la madre el derecho de matar en su seno a su propio hijo y aniquilación de la familia, pasando la autoridad de los padres al Gobernante de turno, que puede, según sea el gobernante, no solo imponer valores sino establecer leyes para convertir un delito natural en un derecho, a base de repetir por los medios la bondad de su voluntad falsamente divina e idolatrada de si mismos.
    Y así estos versos: (de hoy)
    El sabio es ignorante
    Como el filósofo desatinado
    Si es un dios petulante
    sin someterse a un Dios increado.
    Todo filósofo es barco varado
    Si ante el gran Ser, se idolatra encallado.

    No hemos de ser almas vencidas por los misterios de la fe, que apenas opera en los pechos briosos de esos jóvenes pletóricos y anhelantes de aventuras y heroísmo. Ver, sino, a San Torcuato y sus compañeros siguiendo rutas legendarias que conducen del oriente extremo, navegando mares impetuosos y caminando por tierras lejanas.
    A ellos hasta les acompañaba el milagro, ¿pero necesitamos de milagros continuos para creer? Si así fuera, creeríamos sin libertad, obligados por la fuerza de Dios.
    Pero ¡Milagro es toda nuestra vida, todo el universo, nuestra conversión, nuestra redención!

    Y milagro es:
    Te veo con tu dedo comenzando el tiempo.
    Estabas solo, eras...antes del primer lucero.
    Lanzaste al espacio materia, mundos,
    millones de soles con planetas,
    millones, unos vivos y otros cogelados ya muertos.
    Se pierde la mente en el espacio
    bordeado en sombras de terciopelos negros.

    Jadeante llego al fin y, allí comienzan infinitos senderos
    con miles de millones de galaxias galopantes.
    Slo tu, ceramista creativo, llenas y contemplas ese infinito espacio
    de explosiones y silencios, haciendo tu sabiduría, todo un ordenado universo.
    Da miedo pensar en tu poder, en tu soberbio hacer,
    en tus secretos pensamientos:
    Al dar ser a los "seres vivos",
    al dar luz a los luceros,
    al poner vida en las aguas,
    al dar movimiento acompasado a los microbios
    y a los gigantes soles de fuego.
    ¿Para qué oh Dios, tal despilfarro de poder?
    ¿Para asombrar a unos hombres
    polvillo, micromillones de esta gigante tierra
    que es solo granito de piedra en playa, microbio del universo?

    Hombres, silencio, nacemos llorando,
    vivimos crujiendo y morimos calaveras, riendo.

    editado por: ASandy, 26/06/2009


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    editado por: ASandy, 02/05/2012 14:41h<!-- end editby -->
  • Publicado: 07.05.2012, 20:02
     
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    Alhorí-Agosto-1960

    Culto de los gentiles de Guadix

    Los accitanos, o de Guadix, adoraron en la antigüedad falsas deidades. Macrobio (que escribió ha de mil trescientos años), refiere idolatraban con muy grande religión el Simulacro de Marte, a quien llamaban Netón que derivada de la lengua griega era el dios de la muerte y las batallas y así lo pintaban con rayos para dar a entender que su sol eran las armas y que en la guerra solo consistía la verdadera claridad y resplandor de su fama.
    D. Diego de Mendoza que estuvo en tierra de Guadix y Baza en tiempo de la rebelión de los moriscos, 1569, refiriendo que los moradores de Guadix adoraban al sol en forma de piedra redonda y negra, dice se hallaban todavía algunas por esta tierra con rayos alrededor. Los accitanos y demás españoles idolatraron en la antigüedad según Macrobio al dios Marte solamente, más lo cierto es eran muchas las falsas deidades que adoraban; y así lo da a entender el antiguo Oficio Isidoriano o mozárabe.

    Las actas de estos Santos según el Dr. Pisa en castellano, refieren : que el día en que entraron en Guadix a buscar comida los discípulos de San Torcuato, estaban los gentiles celebrando fiesta con gran solemnidad a los dioses Júpiter, Mercurio y a la diosa Juno y otras falsas deidades. Los españoles recibieron este falso culto de los egipcios, quienes significaban en el toro al sol o porque en Heliópolis se veneraba al toro, a quien llamaban Netón, o porque el buey Apis se manifestaba a semejanza del sol.
    Con la entrada de San Torcuato dejaron la idolatría los accitanos y se edificó en esta ciudad iglesia, que fue la primera dedicada a San Juan Bautista y la primera que se fundó en España, después de la del Pilar de Zaragoza.

    Nota:
    Repito que me limito a trasladar los datos que aportaba en el siglo XVII el Dr. Pedro Suarez en su obra sobre el Obispado de Guadix Baza. Después se han ampliado más informaciones, ya publicadas, como el artículo en nuestro periódico de Carlos Asenjo: San Torcuato Corregidor de Guadix. Pero es como un recuerdo de tan insigne historiador en el año 1696, enamorado de Guadix y San Torcuato.
    Creo, hoy, que a San Torcuato no se le ha dado su valor histórico y real de lo que fue y representó en su tiempo. Sirva este resumen de la Obra de Pedro Suarez como aportación de admiración a tan insigne personaje, Torcuato, Santo primer Obispo de Guadix y, al mismo tiempo de agradecimiento y homenaje a Pedro Suarez, cuya segunda edición se hizo el año 1948 y, es de la que hemos hecho un breve resumen para que no se olvide la antigüedad de la Sede Episcopal de Guadix, que dada la influencia de la Iglesia en tantos siglos, ha dado memorables Obispos que la engrandecieron para honra de todos y que no podemos dejar en el olvido.
    No es menos cierto que en todos los períodos de la Historia, como es natural, la Iglesia no ha tenido la misma influencia, pero sí que el cristianismo ha forjado la Historia de Europa y hasta no hace tanto, era la mayor protectora de las artes y de la letras como nos demuestran la permanencia de sus monumentos, bibliotecas, esculturas, literatura y toda obra de arte de las que nadie como ella llena nuestro actual patrimonio.

    Pero, hoy, como en otros períodos, se repite lo que Hilarie Belloc, pionero del Catolicismo intelectual en tiempos de Chesterton, llamó Ataque Moderno, como hoy la doctrina de la llamada Nueva Era persiguen toda espiritualidad y de manera significativa contra la Iglesia Católica, de lo que somos testigos
    Cito estas palabras de H. Belloc que podemos aplicar a nuestra actualidad:
    "está el hecho que, a lo largo de los siglos, la Iglesia ha reaccionado con fuerza impulsando su propia resurrección en los momentos de mayor peligro.
    El conflicto mahometano estuvo muy cerca. Casi nos empantana. Sólo la reacción armada de España, seguida por las Cruzadas, evitó el triunfo completo del Islam. La agresión del bárbaro, la de los piratas del Norte, la de las hordas mongoles, llevaron a la Cristiandad al borde de la destrucción. Y, sin embargo, los piratas del Norte fueron contenidos, derrotados y bautizados. La barbarie de los nómadas del Este fue eventualmente derrotada; en forma muy tardía pero no tan tarde como para que no fuese posible salvar lo que podía ser salvado. El movimiento que se llamó la Contrarreforma enfrentó el avance hasta entonces triunfal de los herejes del Siglo XVI. Incluso el racionalismo del Siglo XVIII fue, en su momento y lugar, controlado y rechazado. Es cierto que engendró algo peor, algo de lo cual ahora padecemos. Pero hubo una reacción contra él y esa reacción bastó para mantener viva a la Iglesia y hasta para que recuperara elementos de poder que se creían perdidos para siempre.
    Siempre habrá una reacción y, respecto de la reacción católica existe cierta vitalidad, una cierta forma de aparecer con fuerza inesperada a través de nuevos hombres y nuevas organizaciones. La Historia y la ley general del surgimiento y la decadencia, en sus lineamientos principales conducen a una primera conclusión: a un rápido agotamiento del catolicismo en el mundo. Pero la observación, tal como se aplica al caso particular de la Iglesia Católica, no conduce a esa conclusión. La Iglesia parece tener una vida, orgánica e innata, bastante inusual; un modo de ser único y poderes de resurgimiento que le son peculiares".

    No volvamos a la adoración del sol, ni de Marte, ni de ningún otro ídolo que con falsedad se encarne en instituciones o personas. Nosotros somos "hijos" del verdadero Dios.
    Además, destaquemos este punto por demás interesante: muchas mentes vigorosas, agudas y más sensibles de nuestro tiempo se están inclinando claramente hacia el lado católico por su base y fundamento de la defensa de los derechos humanos sobre los que se ha fundado el cristianismo.


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    editado por: ASandy, 07/05/2012 21:13h<!-- end editby -->
  • Publicado: 14.05.2012, 18:43
     
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    Amanecer-Mayo-1960
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    EXTAORDINARIA BRILLANTEZ DE LAS FIESTAS DE SAN TORCUATO

    El Sr. Alcalde, en representación de la Ciudad, Hermano Mayor de la Archicofradía.

    Para años próximos se quiere dar a estas fiestas el realce que se merecen.

    Este año de 1960 pasará a la Historia local como transcendente en lo que se refiere a la festividad de nuestro Patrono San Torcuato. Tras unos años de atraso, por diversas circunstancias, y traduciéndole sentir tradicional de la ciudad, los Cabildos Civil y Eclesiástico con la Archicofradía del Santo, han decidido no perder tiempo en dar el mayor realce a las fiestas del Patrono, razón de ser de nuestra Ciudad. Ello estaba en el ánimo del Pueblo, de siempre, por lo que esta determinación ha encontrado el mejor de los terrenos para cuajar en éxito. Ello es que este año, y sólo para dejar testimonio de su buena voluntad y de su decisión irrevocable, en nos cuantos días se han organizado ciertos actos en honor del santo, que a parte su especial relieve, no cabe duda que condicionarán favorablemente lo que hayan de ser las futuras FIESTAS DE SAN TORCUATO, llamadas a ser, con la colaboración de todos y de la Primavera, auténtica galanura de la Ciudad.

    Hemos de destacar el papel que en esta determinación de elevar las Fiestas de San Torcuato, ha representado el hallar Don Carlos Asenjo en los Archivos de la S.A.I. Catedral unos documentos antiquísimos relacionados con la Hermandad del Patrono. Con al motivo fueron designados el Sr. Alcalde, el Sr. Asenjo y Don Manuel Ortiz López para que sacaran en claro cuanto pudieran de aquellos archivos, y el éxito que ha coronado su empresa ha influido poderosamente en el ánimo de la Hermandad y Autoridades para dar a las fiestas del santo la resonancia y la calidad que tuvieron los pasados siglos. A Emisora Sindical LA VOZ DE GUADIX y la prensa de Granada han colaborado también al mayor éxito de estas fiestas.

    ** ** **
    Como ha sido habitual se celebró la Novena en honor del Santo en la S.A.I Catedral que este año ha congregado gran número de fieles.
    Por la noche, desde la Emisora LA VOZ DE GUADIX, diversas personalidades de la Ciudad fueron sometidas a una interviú, en donde expusieron sus puntos de vista en relación con lo que podían ser las Fiestas de San Torcuato. La ciudad así ha vivido pendiente de estas charlas durante la semana anterior a la festividad del Patrono. La víspera, al medio día, salió la pública de las fiestas. Banda de música, gigantes, cabezudos y chiquillos alegraron las calles de la ciudad, pintándola con el colorido de las grandes fiestas. El comercio cerró sus puertas para sumarse a la fiesta. En el Parque del generalísimo el Teatro Guiñol, por la tarde, tuvo una espléndida representación que atrajo al mayor número d personas que nunca se hayan visto en estos actos teatrales. La fuerza pública era importante para contener a los chiquillos y su alborozo. Se repartieron caramelos. Y hubo de todo en los artistas y en el público.

    A las siete de la tarde tuvo lugar el acto de entregar al Sr. Alcalde el título de Hermano Mayor de la Archicofradía del Santo, creada por Bula del Paulo V en el año 1512. La Hermandad, desde la Catedral, se trasladó al Palacio Municipal, en donde fue recibida por la Corporación en pleno. En el Salón de Actos el Presidente de dicha Hermandad pronunció un expresivo discurso para ofrecer el título de Hermano Mayor de Honor al Sr. Alcalde. Contestó este poniendo lo vinculada que la ciudad ha estado siempre al Santo. Y por último el Consiliario de la Archicofradía y Deán de la S.A.I Catedral Dr. Don juan López Gómez hizo una bella exposición de lo que aquel acto significaba.

    Al día siguiente, 15, tuvo lugar por la mañana la acostumbrada salida por las calles de la ciudad la imagen de San Torcuato y las Santas Reliquias, precedida del tradicional Pontifical oficiado por el Excelentísimo y Rvdmo. Sr. Obispo, que en su Sermón se hizo eco de este renacer da las fiestas del Patrono. Adhiriéndose con todo su corazón la mayor esplendor de ellas, particularmente preferidas por el actual sucesor en la silla Episcopal del Santo. La Procesión este año fue lucidísima. Asistieron como es tradicional el Excmo. Y Rvdmo. Sr. Obispo, Cabildo Catedral, Clero Parroquial, Excma. Corporación Municipal bajo mazas, Autoridades civiles y militares, Corporaciones, Hermandades-etc. Y un gran número de fieles de todo el Obispado, de accitanos procedentes de lejanas ciudades y forasteros que fueron testigos de la alegría de la ciudad.

    Por la tarde, en los Salones del Liceo Accitano, tuvo lugar una Velada literario-musical en honor de San Torcuato. Intervinieron en ella la Escolanía de la S.A.I Catedral, Don Carlos y Don José Asenjo Sedano y Don Julio Moreno Dávila, La Escolanía de la Catedral, dirigida por Don Carlos, Interpretó diversas composiciones, con su coro de Voces, la Rondalla, dirigida por los hermanos Ortiz, interpretó varias piezas musicales. Una formidable ovación premió la actuación de los pequeños artistas y sus directores.

    A continuación, D. Manuel Ortiz López hizo una detenida exposición de los motivos de aquel acto, de su significación y de la alegría de los ciudadanos por ver honrado su Patrono en la medida de su buena voluntad. Terminó presentando a cada uno de los oradores que iban a intervenir, dedicando grandes palabras de elogio para D. Julio Moreno Dávila, el insigne periodista de -Ideal-, que tan cariñosamente había querido participar en este acto.

    Habló en primer lugar D. José Asenjo Sedano que expuso el tema DE GUADIX AL PLATA, VIA SAN TORCUATO. Fué un canto al río de Guadix, pleno de arena y de vida, hecho por gracia de San Torcuato y mano de Pedro de Mendoza, río de la Plata en tierras de América.
    Intervino a continuación D. Caros Asenjo Sedano, que habló sobre San Torcuato CORREGIDOR DE GUADIX. Sus palabras fueron una exposición de las circunstancias históricas de Acci a la llegada de los Varones Apostólicos y de la transcendencia que el Santo había tenido en la vida Municipal de GUADIX.
    Cerró el acto D. Julio Moreno Dávila sobre GUADIX Y SAN TORCUATO. Su eludía charla versó sobre las circunstancias que pudieron obligar a San Torcuato a cambiar su papel del Obispo misionero por el Obispo residente. Hizo un emocionado canto a la ciudad, a su personalidad y a sus bellezas, para terminar en una alabanza al santo vinculado eternamente a las tierras de Guadix. Fueron todos muy aplaudidos.

    En el siguiente artículo podremos leer el discurso de José A. Sedano pronunciado en este acto



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    editado por: ASandy, 14/05/2012 19:51h<!-- end editby -->
  • Publicado: 19.05.2012, 07:57
     
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    Amanecer-Mayo-1960

    Discurso de D. José Asenjo en las fiestas Patronales de Duadix.

    DE GUADIX AL PLATA, VIA SAN TORCUATO


    El río de Guadix, de la Vida, que como muy bien ha dicho Don Ángel Casas nace en el Alhorí, no acaba- y en esto tiene que excusarme - en el bello Fardes. El río de Guadix, por el valle, abriendo este sepulcro (del Cid) de la falda norte de Sierra Nevada, acaba mucho más lejos.
    El río de Guadix para por los Paraguay, Panamá y Uruguay y en trimurti, recibe un nombre que puede ser metáfora, Río de La Plata.
    El río de Guadix de la Plata, de La Vida, se hace gigante en América, 3.100.000 kilómetros de cuenca, la más grande del sur después del Amazonas. Entre punta piedra y Montevideo, 98 kilómetros de anchura. Entre el Cabo San Antonio y Santa María, hasta 300. Es un mar dulce brisado por la Pampa y el viento acuchillón de Sierra Famatína, de la Aconquija y el Cerro Champaqui.

    El río de Guadix llega lejos, papagayo y marinero toca las costas de América, hiende tiburones en el Caribe y hace surcos y caracolas en las Terceras, donde Don Pedro de Mendoza murió con Santa María.

    El río de Guadix, hecho océano, va tocando las costas desde Matamoros, Jalapa, Puerto Lagartos, Darien, Granada, cabo Mocomoro, Paramaribo, Isla Maraca, bahías de Santa Rosa y San Marcos, Aracaty, Fernambuco, Porto Seguro, Janeiro, Santos, Iguape, Corrientes, Bahía Blanca, Bahía de San Matías, Bahía Nueva, Bahía Camerones, Bahía San Jorge, Tierra de Fuego?.

    El río de Guadix río espiritual de Hispanoamérica, brotó a golpe de báculo hace un mar de años en la ribera del tiempo. Un pescador - Simón y Piedra - con palas de sal en las manos, que olía - seguramente - a redes, a noches, a marismas, puso horizontes a Torcuato. Desde aquí, como el sol de San Antón, el río rasgó su entraña en un parto de luz. En una carabela de nombre la -Magdalena-, Pedro de Mendoza realizó el milagro. Era un Guadix distinto al nuestro, con doble muralla, sus torres de oro, sus puertas, su casi reciente cristianismo, sus pocos habitantes. Pedro de Medina, en edición ampliada por Diego Perez de Mesa, cuenta en "Grandezas y cosas notables de España" que después de la expulsión de los moriscos la ciudad quedó reducida a 1,500 habitantes. Con los moriscos era de 3,000.

    Torcuato tuvo la visión del río. Santiago también junto al Ebro. Un río es la vena de un pueblo, es el hilo por donde fluye el espíritu de los de los hombres. Un hombre, visto por dentro, no es más que constante tejer de ríos, de visiones, de de palabras genesíacas. Nuestra misma ciudad es otro enredo de ríos, de calles dobladas retorcidas, pintadas de luna pálida que van afluyendo a los vasos principales. Y esos ríos que vienen desde la Ermita la Carrera de las Cruces, San Miguel, San Marcos, Santiago y Santa Ana van parando en constante declive hasta esos ríos sin agua de hoy que son las carreteras. Ríos por donde, más que nunca, se van al morir. Ríos de la mecánica, en los que nadie pierde el tiempo (¿se pierde realmente el tiempo?) con la prosaica, humilde y filosófica caña de pesca.

    Nuestro río es un río distinto. Es un río que no va al morir. Es un río de vida. Es un río que nace más alto de la Alhorí. (otra vez perdón a D. Ángel Casas, poeta de la hidrografía). Un río que puede nacer del báculo y la mitra de San Torcuato, de su mismo cráneo celanovense. Un río con fulgor de Face Retama, de América linda, con luces de infinitos ponientes. La llamara tradición, es - puede ser - faro de esa fe, de ese mismo apostolado del Santo. La fuente aquí, en esta ciudad vieja, apuntalada, con sus cerros exprofeso, sus ventanas sus morriones, sus nubes calladas, sus crepúsculos (aquí honor a D. Miguel Pastor descubridor de crepúsculos guadijeños, coleccionista de atardeceres) su silencio, sus grises vitales, sus paradojas. Nuestro río puede nacer así, desde tan alto, tocando el cielo. Un río que es Fe y de Dios.

    Este río también se merece un término. En un lugar de olas, de nubes, oliendo a gaucho, a equinos, a millones de caballos llevados en principio por accitanos. Un lugar plateado y de ríos que se llama Buenos Aires. Hasta allí llegó la ciudad en su correr por el mar. Hasta alelí su sangre, - otra vez Face Retama - con nombre de Santa María del Buen Aire (el nombre por sí ya es un madrigal).

    ¿No tiene este Buen Aire un parecido simbólico con nuestro Río de la Vida? Ambos son un grito de esperanza. Un mismo destino, una misma corriente, un idéntico caudal, una misma poesía. Por allí va Guadix, cristal y espuma, vena y vaso de su fe. Por aquí el mundo se ha ventanas y saca la mano al viento. Cuando la tierra herida comienza resquebrajarse, cuando Polaris de un lado y Missiles de otro se apuntan, por encima de toda la ingeniería, un puñado de nubes, rosas, blancas, negras navegan por la altura, tan bellas, tan intensamente luminosas, tan increíblemente ignorantes de lo que -aquí- pasa. Para ellas nada ha cambiado. Solo el azul del cielo, solo el verde del campo, solo un hombre, un rebaño de ovejas, una tarde o un amanecer. Para ellas, Dios está todavía, al este y al oeste, por arriba, más alto y más bajo de los satélites, que el mismo universo. Sobre París, sobre todo, está la esperanza y la buena alegría de la fe de San Torcuato.

    Hace unos meses, Don Carlos Sanz, ese accitano que vive en Velázquez 4 de Madrid, me expresó el profundo deseo que siente desde hace años porque Guadix regale a Buenos Aire una imagen, como sea, de nuestro Patrono. Costeada simbólicamente por todos los gaudijeños. Verbalmente me dijo que él se comprometía a correr con todos los gastos, incluso el de la imagen, si fuese preciso, Con ello se lograría tender una mano sólida hacia un pueblo tan ligado al nuestro.

    Sería como si San Torcuato, a sus años, saliera otra vez al horizonte, en una nave blanca y rasgara el profundo y, en constante luminaria, se fuera acercando a la España otra. Oceánica, gaucha, de la Pampa y el Chaco, de Córdoba y Rosario, de Santa Marta, de Tucumán y Chiquitos, donde nuestro río Plata y Vida, por San Torcuato, se haría mar auténtico.
    ---
    -Don Carlos Asenjo ambién pronunció un discurso que publicaremos en el siguiente atículo-.


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    editado por: ASandy, 19/05/2012 10:24h<!-- end editby -->
  • Publicado: 27.05.2012, 08:29
     
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    SAN TORCUATO, FIESTAS PATRONALES


    Aunque este artículo ya lo hemos publicado, lo adjunto de nuevo aquí, porque fue el discurso que D. Carlos Asenjo Sedano pronunció en el acto de las Fiestas Patronales de San Torcuato, en Mayo de 1960 junto al anterior de D. José Asenjo Sedano.
    Magistrales literatos al que tanto les debe Guadix.

    Y así, con tan admirados documentos, doy por terminada esta serie de Bellos Recuerdos que tan buena acogida ha tenido por accitanosdelaestación de Guadix.
    Gracias por vuestras lecturas que han servido para perpetuar el recuerdo de nuestro periódico Amanecer y después Alhorí que editaba nuestra PARROQUIA con gran ilusión, y convertido en periódico para toda la Diócesis.
    Cierto, son BELLOS RECUERDOS, que el Director de esta Web nuestro común y admirado amigo D. Antonio Sierra quiere, en Documentos, dejarlos todos para cuantos deseen de nuevo releer algunas de sus páginas.
    Gracias.



    Alhorí- Junio- 1960

    SAN TORCUATO, CORREGIDOR DE GUADIX

    Por Carlos Asenjo.

    Por uno de esos extraños misterios, que la historia nos muestra a cada paso, Dios destinó a San Torcuato, para Apóstol, de Guadix. A todo lo largo, de la costa de Levante, había puntos interesantes a donde ir, desde Roma. Al final de cuentas, Adra no era más que una playa anónima. Y, sin embargo es precisamente a las cercanías de Adra a donde pone precisamente a este puñado de hombres. Una vez en tierra, la mole gigantesca de Sierra Nevada es como otro non plus ultra. Pero ellos, como otros españoles, después, no dudan un momento. Se ve que traen perfectamente perfilado su plan de apostolado, porque sin entretenerse en hacer proselitismo en la costa, - las dulces costas de Almería - sin descansar a penas, saltan la Sierra, hacia el interior. Guadix, es decir la Colonia Julia Gemela, Acci, en su apremiante objetivo, su meta anhelada. El capitán de este grupo de hombres, Torcuato, adivina allí su tierra de promisión. Una tierra a la que hay que ir a través de montes y estepas, tendidas, como las de Canan a orillas de un río.

    Ya, por entonces en la España pacificada y romantizada los judíos abundan tras el surco de los cartagineses y el ambiente cosmopolita del Imperio. Hacía mucho tiempo que se encontraban, en este terrible éxodo, sin fin, con su patria subyugada por un derroche de tiranos. Poco tiempo después habían de ser una plaga de la que difícilmente se defiende la comunidad hispana. Torcuato y sus compañeros, que no podían ignorar esto, viajando desde Roma, estarían impuestos en una amplia información, fácilmente al alcance de su mano, para el mejor éxito de la empresa. Consecuencia de ello es poner a Adra ante la proa de su barco, como Acci en la meta de sus esperanzas y de sus sandalias. La famosa colonia romana es el centro del campo de operaciones proyectado. Estaba situada Acci, en lugar distinto del Guadix actual, más hacia el noroeste, cerca de los ríos Guadix, Alhama y Fardes, en un paraje desierto conocido con el nombre de Guadix el viejo. La ciudad, vetusta y cosmopolita, cargada de recuerdos cartagineses y de soldados romanos, con dos importantes vías del Imperio que se cruzaban en cuatro direcciones fundamentales, saturada de dioses romanos y bárbaros. Aduana obligada de todos los hombres que desde levante se dirigen al interior, abundante y fértil, usufructuaria del derecho itálico, con moneda propia, con la soberbia de colonia mimada de Roma, con el recuerdo de Aníbal y Julio Cesar cabalgando por sus calles, con la opulenta Bébelo de plata?la unidad dijo, no cabe duda que se ofrecería a cualquier visitante, sobre todo si era apóstol, como una policroma empresa, en donde la corrupción y la esperanza producían el vértigo del misterio. Los Varones Apostólicos, saltando la sierra, buscando sobre todas las rutas, aquella difícil que llevaba a Acci es la mejor apología del cosmopolitismo de la Acci romana.
    Llegaron los Varones Apostólicos con ocasión de que los indígenas y los avecindados como tales celebraban sus dioses, Júpiter, Mercurio, Juno? Seguramente que también Isis y Netón-todos dioses extranjeros-. Debieron predicarles, por otra parte poco debieron sorprenderles a los accitanos las vestimentas de los visitantes, a ellos precisamente, que estaban habituados a ver pasar, constantemente, extranjeros por las vías del Imperio, a ellos; muchos soldados romanos, que habían pisado todo el mundo conocido hasta importar dioses de todas las latitudes. Los judíos no estarían ajenos. Surgió el altercado, la persecución, el famoso milagro del puente, la mecha, sin embargo estaba prendida. Poco después todo era una hoguera. La Colonia Julia Gemela Acci, objeto de sus ansias, estaba conquistada.

    La cosa después fue complicada en el quehacer de cada día. La antiquísima Acci, vetusta y fiera, anudando la sensibilidad del valle con la esperanzas de la sierra, con un libertinaje de arena y de sol, en sus ríos, montada con bloques paganos, con leyendas y aventuras, se vio impresionantemente frenada, girada con vértigo hacia otro norte. En la Colina, pintoresca y cosmopolita- en donde los dioses alternaban con los grecorromanos y con los semitas en una democracia ecuménica, San Torcuato no dejaba de ser el advenedizo, con ansias de monopolio y sacrificios hasta nunca escuchados, que un imprescindible y misterioso suceso había, en el puente atado a la ciudad. La Colonia, con sus fueros y su soberbia, nunca olvidaba del todo. Torcuato, en ella, desmontando desde su bastiterio aquel mundo pagano, era el más bárbaro de los bárbaros.
    Sin embargo la Catedral de Acci se iba agarrando a la tierra, y las aguas del Valle van alumbrando cristianos nuevos. Pero el apóstol ha de ir más allá de estas funciones espirituales. El Apóstol se ha de solidarizar con el pueblo, con la comunidad secular vinculada al agro, con los indígenas subyugados, con los problemas locales. Torcuato es, sobre todo, el Apóstol del pueblo liso y llano. Y enfrente todo el mundo advenedizo titubea, pensando en sus fueros y en el Emperador, y en prejuicios camuflados con estas razones. Están los judíos escandalizados por el Nuevo Testamento, con su rencor concentrado en este hereje de su concepción mesiánica, están los romanos, desconcertados por estas nuevas ideas al margen de sus dioses tradicionales, están los legionarios que no recuerdan haber oído cosas semejantes en su larga milicia. Torcuato, ajeno a los prejuicios de todos estos, condenado de mucho tiempo atrás, desde que sonó por vez primera su palabra en la ciudad, continua laborando la arcilla de este pueblo, que le pide el agua y la salud. Además de Padre de la comunidad religiosa tiene que ser padre de la comunidad civil, protector del pueblo de sus problemas temporales y colectivos, taumaturgo del Gobierno de cada día. Torcuato ha de entretenerse en la fertilidad de los campos, en las vías de comunicación, en las escaceses de alimentos, en las epidemias. Torcuato así, más que el Apóstol y el padre de cada uno de los accitanos, es el apóstol y el padre de la comunidad reunida. Y así se observa como lo atestigua la tradición y el día de hoy, que todo su culto ha sido siempre el culto de la muchedumbre más que de cada uno de los hombres de ella. San Torcuato, más que el patrono de cada guadijeño ha sido el patrono de Guadix, y el culto que ha recibido, su grande y mejor culto, ha sido más el de la ciudad que el de las personas individuales. Por eso también sus gracias han tenido sabor colectivo. Sus milagros han sido milagros con repercusión general - como la lluvia y el sol, que, cuando él los ha enviado, los ha enviado para todos. Es decir que Torcuato era el auténtico padre hecho a imagen del Evangelio.
    Sin embargo lo asesinaron a palos o pedradas. Pero él, sobre su tumba, dejó, durante siglos, dejó crecer un olivo que daba flores y aceitunas en 48 horas. Era el testimonio tangible de su resolución decidida de ser taumaturgo de todos los problemas temporales y espirituales de Guadix.

    La ciudad vieja, la colonia Julia Gemela Acci continuó en el antiquísimo lugar que Gerión le señalara en la mitología. Pero el mismo horror hacia aquellos que habían asesinado al Santo, las persecuciones y el escándalo de la corrupción del Imperio, hicieron sentirse molestos a los nuevos cristianos. Buscaron nuevo asiento en las tierras que ocupa Guadix hoy. Fue surgiendo así una ciudad nueva, una futura Santa Fe, en donde los dioses del imperio no se enseñoreaban en sus calles ni los prostíbulos escandalizaban a las vírgenes. Allí, aquí, se edificó una Basílica visigoda, sobre los huesos de los mártires. Los moros la hicieron mezquita, para después volver a ser Catedral gótica, y, más tarde, esta Catedral Barroca que todos conocemos.

    Guadix, así, llevada a otro río, se aposentaba en la historia y en la geografía. La ciudad surgía entre las arcillas rojizas y los grises del cielo, cargadas de ilusiones. La catedral y su coro de Torres, con sus campanadas melancólicas, eran el abrigo, y la nostalgia de la ciudad. La ciudad, con ilusión de monacato, tras la reconquista se va a trocar en convento, en convento donde ni el árbol ni la plaza pueden eclipsar la Iglesia. La ciudad solo tiene ilusión para esa Catedral, testimonio tangible para sus propósitos, y altavoz perenne de San Torcuato. El ambiente se hace místico y melancólico. Guadix, más que una comunidad natural, es un convento con una regla, una obra de voluntad y una misión de destino. De esta manera el Obispo viene a ser una institución más arraigada y trascendente que el Corregidor, como también lo es más la Ermita que el Mesón, teólogo que político. El clérigo va, el primero, tejiendo la música, de los rincones, de la cultura. La ciudad huele a liturgia. Y la música de las campanas es quien le da su máxima plenitud, su mejor y más íntima capacidad de ser.

    En este Guadix las fiestas no eran, no podían ser otra cosa, que un constante derroche de Santos en procesión. Los Santos paseaban por las calles, como ahora las muchas en las tardes de domingo. Los santos estaban para todo, para la lluvia, para ahuyentar la peste, incluso para el mejor éxito de la Constitución en 1812. San Torcuato capitaneaba a todos los santos callejeros. El es, sobre todos, quien ha de solucionar los problemas, más políticos que religiosos. Los problemas del campo y de la industria, del Hospital real, de la sanidad municipal de la sequía. Así, sin darnos cuenta había hecho Guadix a San Torcuato, además de primer Obispo también primer Corregidor de la ciudad. Por eso lo hallamos con más frecuencia que en la lenta elevación de la Catedral, resolviendo problemas municipales.

    La determinación de la Archicofradía de San Torcuato de dar el título de Hermano Mayor de Honor, a perpetuidad, al Acalde de la ciudad, por el tiempo fuere, no hace más que dar carácter a un hecho natural. Los 200 caballeros que se repartieron Guadix, por gracia de los Reyes Católicos, eran hermanos de San Torcuato. Ellos eran la ciudad. E igual que ellos fueron sus descendientes, permanentemente, hasta la guerra de la Independencia que tanto nos quitó. La ciudad, esa ciudad que no cambia con el tiempo ni con los ferrocarriles, ni con la política, ni con la moda, ha amado siempre profundamente al Santo, ha gemido calladamente las pesadumbres del Santo, se ha impacientado incluso porque el Santo tiene con frecuencia más paciencia de la que creemos prudentemente tener. Más que de los accitanos el Santo es de la ciudad de Guadix. Por eso, cuando este patrimonio de San Torcuato, ha visto al Sr. Alcalde en la parentela formal de San Torcuato se ha alegrado en lo más profundo de los huesos de esos mártires que son el cimiento de la urbe y de la ciudad. Era un acto de justicia, ciertamente. Y también de amor. Porque la ciudad dejándose moldear en la mano del Apóstol, haciéndose objeto de sus milagros, añorado la flor y el aceite del Santo, proporcionándole la ira y la sonrisa, el martirio y la esperanza, bien digna se había hecho a ratificar con la legalidad lo que la sangre de San Torcuato había hecho naturalmente.
    Hoy es un gran día para Guadix, porque de una manera real, el Ayuntamiento forma en las huestes del Patrono. Esta ciudad que es sobre todas las cosas patrimonio exclusivo del Santo, porque fue levantada con su aliento y su recuerdo, porque fue ideada como claustro exclusivo de amor por él, porque esto más que ciudad es una catedral con casas, comercios y cines, a la vez que se hace justicia a sí misma hace justicia al Santo. Porque esto es tanto como devolver al apóstol aquella vara de Corregidor que en el año 1624 le entregara su poseedor D. Juan de Pizarro y Aragón cuando hizo de San Torcuato Gobernador, con él, del corregimiento. D. Juan Pizarro no era ni beato ni tonto, sino más bien todo lo contrario. Consciente de los problemas que agobiaban a la ciudad por dentro y por fuera, convirtió a San Torcuato no en mero tenedor simbólico de sus atributos de mando, sino que lo hizo, como antaño, práctico y efectivo gobernador de la ciudad. Cuantos problemas se le planteaban, dejábalos, cuanto podía, al margen de la autoridad real, poniéndolos a los pies del Santo y sacaba a este cuantas veces era necesario por calles y campos para que se hiciera mejor cargo del aprieto y resolviera. El santo efectivamente comprendía mejor y resolvía. Hubo de hacer el santo, otra vez, de taumaturgo, que esta es en definitiva la principal dicción del que gobierna: ser un milagrero de la cosa pública. Y el municipio, llevado por los dos Corregidores, fue saliendo de aquel laberinto en que se había trocado España a partir del siglo XVII. En nuestra ciudad, mísera y agobiada, San Torcuato fue quien resolvió el problema de la langosta que nos asaba. Y los tabardillos que esquilmaban al pueblo. San Torcuato hizo de ingeniero, de pararrayos, de comerciante, de limosnero. San Torcuato hizo, sencillamente de padre, porque era buen Obispo y Corregidor.

    Por eso ahora, metido el Corregidor en las huestes de San Torcuato, hecho otra vez el santo dueño y señor de la heredad perpetua, yo le diría al Sr. Alcalde que copiara de aquel Corregidor. Que sin perjuicio de dar al César lo que es del César, ponga muchos de los problemas de que suponemos estará sobrado en la manos de ese corregidor perpetuo que es San Torcuato para Guadix. Y que trate de sacar el Santo cuantas veces sea necesario, como antaño, para que mejor se haga cargo de los problemas del agua en Guadix. ¿Cómo las aguas, aunque sean potables, no se le encomendaron?... El camino de San Torcuato era más breve que el de la Administración pública. Y como este cualquier otro.
    Episcopal San Torcuato. Padre de España, Patrono y Corregidor de Guadix, se muere de aburrimiento, se muere porque le pidamos algo, se muere por vivir entre nosotros, entre nuestros problemas, entre la angustia de nuestra esperanza. Se muere, Sr. Alcalde, por cambiar, en beneficio de todos, la mitra por el sombrero de tres picos.