Tema: Mis viajes
roberto
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Publicado:
8.jun 2008 - 12:14

icon_wink icon_wink icon_wink Quienes me conocéis sabéis que una de mis mayores pasiones es viajar. Desde hace muchos años, cada vez que puedo viajo y luego escribo sobre el viaje y lo publico en una revista. Por ello, he decidido haceros partícipes de mis viajes e iré publicando poco a poco esos relatos aquí. Si alguna vez decidís viajar por donde yo lo haya hecho con anterioridad, estaré encantado de ayudaros resolviendo vuestras dudas y facilitándoos cuanta información demandéis y yo sepa. Por ello, y para comenzar os hablaré de mi rincón favorito, Trevélez. Los artículos que iré publicando son copia de los ya publicados en la mencionada revista, por ello, determinados pasajes puede que os resulten extraños.

UN PAISANO EN TREVÉLEZ
Primera parte

Sé que os he mencionado mis viajes por La Alpujarra en muchos de mis escritos anteriores y que incluso uno de ellos lo dediqué a haceros una pequeña guía de esta comarca tan querida por mí, en la que os comentaba donde se podía comer, donde se podía dormir, que se debía visitar, etc.
Pues bien, llegó la hora de que os hable con más detalle de esta tierra embrujada, de esta tierra tan particular, de esta tierra tan entrañable, de la que tenemos la suerte de estar a una hora de camino atravesando el preciosista puerto de La Ragua.
Quiero que esta primera toma de contacto con esta tierra, prometo que no será la última si Dios quiere, la centremos en el bonito y muy querido pueblo de Trevélez.
A él llegué allá por el año 1.978 con un grupo de amigos de Guadix después de haber atravesado la sierra desde Jerez del Marquesado hasta el mismo Trevélez a lo largo de dos jornadas de marcha.
Fue una travesía muy dura, algo a lo que no estábamos acostumbrados, pero que al final tuvo la mejor de las recompensas. Nos encontramos con una tierra única, con unas gentes muy recias, con carácter, con una idiosincrasia muy particular. Gentes bravas, pero que en cuanto te conocen un poco te brindan su corazón totalmente. De hecho hoy, 30 años después, casi todos los que llegamos a Trevélez en aquellos primeros días de agosto de 1.978, hemos seguido yendo en multitud de ocasiones, tenemos grandes y buenos amigos y nos sentimos como en nuestra casa cada vez que nos dejamos caer por aquella tierra.
Todos los años, desde entonces, en los primeros días de agosto, un grupo de gente de Guadix e incluso amigos de otras tierras, hacen una travesía muy parecida a la que hicimos aquel año, yendo a parar a Trevélez y de allí, después de descansar unos días, se hacen distintos recorridos según las ganas y el tiempo de que dispongan. En los últimos años parece que el recorrido no sufre variación y se sube al Mulhacén durante el día 4 de agosto para amanecer allí el día 5. Es el día de la romería de la Virgen de las Nieves y allí, en el techo de la península, se dice una misa a media mañana a la que asisten gran cantidad de gentes de todos los pueblos de los alrededores y de otra gente que como nuestros paisanos suben desde un poquito más lejos.
Aquel primer año de 1.978 llegamos literalmente rotos. Recuerdo que yo llevaba los pies con unas ampollas de sangre que asustaron a mis compañeros cuando las vieron, pero a las que yo no hacía ni caso porque estaba tan feliz y alegre en aquella tierra que no reparaba en nada que no fuera comer bien, beber mejor, disfrutar de las vistas, charlar con las gentes, ...
Nunca olvidaré cuando llegamos. Era media tarde, estábamos muy cansados y el hambre nos aguijoneaba el estómago, pero tuvimos la suerte de conocer a Rogelio que nos brindó su casa y en ella despachamos casi de un tirón un pernil de aquellos que había antes, con un lebrillo lleno de ensalada con tomate, pimiento, cebolla, pepino, aceitunas y todo ello bien aceitado y poco avinagrado, acompañado de un vino tinto de la tierra, del que ya solo existe en los anales. Muchas veces hablando con la gente del pueblo hemos recordado aquel vino; cuando lo degustabas te saciaba el paladar tanto, que casi no era necesario comer para sentirte comido y bebido, satisfecho.
El bueno de Rogelio fue nuestro primer amigo en aquella tierra y durante muchos años calmaba nuestro apetito y nuestra sed invariablemente en los primeros días de agosto. Durante mucho tiempo, el bueno de nuestro amigo, estuvo impedido y no podía salir a la calle, pero su fortaleza lo seguía teniendo hecho un chaval por lo demás, hasta que hace unos años murió.
Aquella primera noche que pasamos en Trevélez conocimos también a nuestro querido Juan Moya, que Dios tenga a su lado, su mujer Fermina y sus hijas Sonia y Fermina.
Tenían uno de los pocos bares que había en el pueblo y justo al lado tenían la discoteca del pueblo.
Recuerdo que en Guadix nos costaban los cubalibres en aquel tiempo 75 pesetas y que el bueno de nuestro amigo Juan nos cobraba 35 pesetas. Ya podéis imaginar la noche que pasamos sintiéndonos ricos ante esta tesitura.
Después, con el paso de los años, hemos seguido manteniendo una estrecha relación, que en mi caso concreto se traduce en algo más que amistad. Para mí son como familia, pero de esa a la que quieres. De hecho, las niñas, aunque hoy en día una ya es señora y la otra sigue siendo señorita, siempre me han llamado "tite" y yo las he llamado mis sobrinas favoritas.
"Tite" es una palabra de mucho arraigo en La Alpujarra que viene a significar "tito", alguien muy allegado a la familia al que se considera familia, pero que no lo es por lazos de sangre, sino por lazos de amistad.
Desde entonces, Juan y Fermina han sido siempre mis caseros en Trevélez, mis amigos, mi familia. Siempre que los necesité allí estuvieron. De hecho, muchos amigos que han venido conmigo a esta tierra los conocen y saben cuanto nos apreciamos. Podéis preguntar a Paco Ros y él os dirá.
El bueno de Juan murió hace unos años de repente. Confío en que Dios lo haya acogido en su seno.
Recuerdo que muchas noches de invierno nos pasábamos la velada hablando de todo un poco, principalmente él me contaba cosas de la vida en la sierra, de cómo hacer un exquisito pacharán, de cómo preparar un "joyo", etc.
Creo que los inventores del frigorífico son las gentes de La Alpujarra y ahora cuando os lo explique comprenderéis por qué.
Todos sabéis las condiciones climatológicas tan extremas que se dan en la sierra durante el invierno. Pues bien, con el objeto de conservar las deliciosas patatas que allí se cultivan y tenerlas siempre a mano y durante casi todo el año, estas gentes tan ingeniosas idearon la forma de hacerlo.
Se llama "joyo" y consiste en hacer un hoyo en una zona de umbría que al mismo tiempo tenga un poco de desnivel. En ese hoyo se echan las patatas y se las apila formando un montón, el cual se va tapando luego con juncos o paja de centeno de manera parecida a un tejado que se construyera encima del montón de patatas y al final del desnivel se hace otro hoyo más pequeño a manera de sumidero, por donde se ira yendo el agua que pueda calar la tierra. Una vez hecho todo esto se entierra y ya tenemos el frigorífico preparado.
Cada vez que queramos patatas bastará con que nos acerquemos y empecemos a desenterrarlas empezando por el punto más alto.
Luego volvemos a enterrar la parte desalojada y seguimos teniendo el frigorífico en funcionamiento.
El hambre aguza el ingenio y en estas tierras de fríos tan intensos en invierno y de tan difícil acceso por las continuas nevadas, ahí tenéis un botón de muestra.
Aquel primer año dormimos junto al río en una pequeña haza de heno que hizo de colchón, teniendo por techo uno de los más bonitos y sugerentes de la creación, el cielo inconfundiblemente estrellado de aquellas alturas, libre de polución totalmente y, por tanto, diáfano como las cristalinas aguas del río que a nuestro lado siseaba.
Mucho ha cambiado Trevélez desde aquellos años. El paso del tiempo todo lo transforma, lo evoluciona o, tal vez, lo involuciona, pero el caso es que hoy en día Trevélez con sus barrios alto, medio y bajo dista mucho de ser aquel Trevélez que conocimos en aquellos años.
Pero el encanto de sus callejuelas empinadas y estrechas, sus macetas de geranios que parecen que nos dan la bienvenida, el olor a estiércol que más parece a madera húmeda, el embrujo de sus gentes, las historias de maquis en la sierra, las viejas historias de moros y cristianos, ..., todo ello hace que aún a pesar de la evolución del pueblo, nos sintamos sobrecogidos ante tal espectáculo.
La historia más extendida en el pueblo sobre el origen del nombre de Trevélez relata que hace muchos años llegaron a estas tierras tres hermanos que se apellidaban Vélez. Con el tiempo surgieron entre ellos disputas y cada uno de los hermanos se instaló en un lugar distinto; uno lo hizo en la parte de más abajo junto a la ribera del río, otro lo hizo un poco más arriba y el tercero lo hizo un poco más alto, lo que al final vino a delimitar los barrios del actual pueblo de Trevélez, el alto, el medio y el bajo.
Como ya os habréis dado cuenta los "tres Vélez" daría origen al actual nombre de Trevélez.
La gente de La Alpujarra tiene en general fama de adusta, bronca, fuerte, con mucho carácter y en honor a la verdad hay que decir que aunque los tiempos han cambiado mucho, sigue habiendo sectores a los que se definiría perfectamente con mis apelativos anteriores.
Yo pienso que esa forma de ser tuvo que ser adquirida a la fuerza y a través del tiempo, ya que en aquellas condiciones de vida tan extrema (primera mitad del siglo XX) no se concibe que alguien pudiera resistir si no era alguien fuerte en todos los aspectos.
Hoy en día se vive mucho mejor y no hay necesidad de ser duros para poder sobrevivir en esas condiciones tan extremas que allí se dan.
El "modus vivendi" ha cambiado de un extremo al otro y hoy en día no hay casa en el pueblo que no tenga su calefacción, o su buena chimenea, o las dos cosas a la vez.
La agricultura ha pasado a un plano muy relegado y solo se siguen cultivando aquellos huertos que están cerca del pueblo y sobre todo lo hacen personas mayores. La juventud prefiere trabajar en otros menesteres más lucrativos y menos esclavos que la tierra.
Principalmente, casi toda la juventud trabaja en el sector de los jamones que es la principal actividad del pueblo y luego en el sector de la hostelería que podríamos decir que es la segunda actividad más importante.
Luego iría el sector de la construcción y por último varias pequeñas empresas familiares.
Del rico jamón de Trevélez poco os puedo contar que no hayáis podido comprobar "per se". ¿Quién no ha probado alguna vez sus ricos perniles curados de forma natural con aquellos aires serranos?.
Cuando llegué a Trevélez por primera vez, lo único que sabía del jamón era comérmelo, y punto. Después de tantos años de andar por aquella tierra y de haber hablado con sus gentes durante horas y horas sobre todo lo concerniente al jamón, hoy, si podría daros una idea más amplia de todo lo que conlleva, desde la cría del cerdo, su engorde, la matanza, la elaboración de los distintos productos que del cerdo salen, la preparación para la salazón, la salazón y todo el proceso de curación al natural, nunca inferior a un año.
Hay otras maneras de hacer jamón, como me comentaba un día mi amigo Joaquín, pero eso no es jamón, ya que el proceso que puede y debe durar al menos un año, algunos desaprensivos enamorados de los beneficios rápidos y fáciles lo convierten en tan solo unos 70 días. Ya podéis imaginar que es lo que le pueden hacer a esa carne para prepararla en 70 días.
Pero bueno, no quiero hacerle propaganda gratuita a esos desaprensivos y no os contaré cual es su método. No obstante y si alguno de vosotros está interesado en saber cómo lo hacen con mucho gusto yo os lo explicaré detalladamente como un año o más se puede reducir a 70 días.
El día 10 de octubre de 1.862 la Reina Isabel II concedió a los jamones de Trevélez el privilegio para vestir la corona real y desde entonces se custodia en el Ayuntamiento un sello de marcar a fuego en el que pone la siguiente leyenda:
"PREMIADO POR S.M. LA REYNA ISABEL II EN 1862. TREVÉLEZ"
Y es que es verdad, como me decía un viejete del pueblo muy amante de los trovos; "de Trevélez el jamoncete, está de rechupete".
Bueno queridos paisanos, no os quiero cansar más de lo debido y como ya está decidido que de Trevélez habrá una segunda parte, confío en que esperéis con impaciencia la próxima revista, donde os daré más detalles de esta tierra tan extraordinaria y de este pueblo tan querido por mí.
Hasta pronto.
Vuestro paisano.


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masimar
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Publicado:
9.jun 2008 - 17:51

Saludillos (como tu dices, Roberto). Me ha gustado bastante el relato que haces de tu primera subida a Trevélez y tu forma de contarlo, eserando con impaciencia la segunda parte.
Solamente he estado en ese bello pueblo una vez,por La Ragua, despues de sacar en Guadix, una partida de defuncion de un hermano mio (de ahí la exactitud) que conservo aun, el ll de Agosto de 1.995.
Lleguè un poco cansado, pue yo tenia ya sesenta y dos años.
Almorzamos en el Restaurante Gonzalez, y aún guardo como recuerdo un cenicero con los telefonos de la Casa, que nos regalaron al marcharnos, aunque os afirmo que no fumo desde el ocho de Mayo de 1.991.
El aire que se respira en el TECHO DE ESPAÑA es extraordinario y sus calles moriscas.
Como anecdota. Recuerdo que una muy joven amiga de mi nieto que nos acompasñaba, subiendo La Ragua, nos contó la inoportuna muerte de su perro, y se le escapó Q.E.P.D..fué tal la risa de mi hijo, nuera y mia, que la chica se sonrojó bastante, y yo para quitar hierro a la situacion le dije: HIJA SOLO TE HA FALTADO DECIR..... QUE EN GLORIA ESTÉ.
roberto
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Publicado:
9.jun 2008 - 22:58

icon_wink icon_wink icon_wink Amigo masimar:
Agradezco tus palabras y para no hacerte esperar más, en el siguiente mensaje llevas la segunda parte. Por cierto, el dueño del Restaurante González, Juan González, sale a colación en la segunda parte. Además de ser buen amigo mío, es una gran persona.
Saludillos.


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roberto
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Publicado:
9.jun 2008 - 23:00

UN PAISANO EN TREVÉLEZ
Segunda parte

Por Roberto Balboa

Bueno queridos amigos, aquí estamos otra vez tratando de compartir con vosotros todo lo concerniente a este pueblo tan querido por mí y que tanta fama ha alcanzado dentro y fuera de nuestras fronteras.
Trevélez es un pueblo blanco de cal que contrasta contra el fondo de las altas montañas que lo rodean presididas por el Mulhacén, donde la luz del cielo brilla con más intensidad que en otros sitios por estar a la altura en la que está; los lugareños tienen a gala que es el pueblo más alto de España y anuncian a bombo y platillo que se encuentra a 1.750 metros sobre el nivel del mar e incluso lo publican en camisetas, mecheros y recuerdos típicos de la zona, pero en honor a la verdad tenemos que decir que sólo está a 1.476 metros.
Una característica muy frecuente son sus calles empinadas y estrechas, posible herencia de su origen árabe, flanqueadas por diminutos balcones repletos de macetas de geranios de todos los colores.
Tras la expulsión de los primeros pobladores pasó de pequeña alquería dependiente de la ?tahá? musulmana de Juviles -división administrativa semejante al municipio-, a ser ocupada por cristianos procedentes de Galicia y Castilla.
Las carreteras que conducen hasta Trevélez bordean pronunciados barrancos, ocasión que podemos aprovechar para deleitarnos con los paisajes que se van sucediendo. Pero una cosa si os aconsejaré; ¡cuidado con las curvas!.
Y a propósito de fama, en esta ocasión si os contaré algo más de los celebérrimos jamones de Trevélez, de los que hicimos un simple bosquejo en nuestra primera parte.
Ya os dije que en el año 1862 la Reina Isabel II otorgó el privilegio a la villa de Trevélez de estampar el sello real en el jamón elaborado en la comarca y desde aquella época e incluso desde antes los célebres perniles son curados y secados de la misma manera que en la actualidad lo vienen haciendo.
Nuestro paisano Pedro Antonio de Alarcón ya nos contaba en su viaje a la Alpujarra allá por el año 1.872 de las excelencias de estos famosos jamones y aunque él nunca estuvo en Trevélez bien sabía de su existencia. Suyas son las palabras que siguen:
?Uno de los pueblos del partido judicial de Órgiva es el nunca bien ponderado Trevélez, la tierra clásica de los más típicos y famosos jamones alpujarreños. Tan especiales son los de Trevélez, que, como recordarán los que hayan leído cierto librejo titulado DE MADRID A NÁPOLES, Rossini, el inmortal Rossini, el primer glotón de la glotona Italia, hablaba de ellos con frenético entusiasmo. Creo que es un dato digno de tenerse en cuenta. Por lo demás, la excelencia de estos perniles proviene de que se curan a la ventilación de la nieve; de que los difuntos (me repugna decir los cerdos) se crían en los riscos de la sierra (lo cual hace que su carne esté muy trabajada y enjuta), y de que los asesinatos, o matanzas, se perpetran siempre en jóvenes de corta edad. Por eso sus jamones resultan tan dulces, tan magros y tan chicos?.
Desde aquella época se han mantenido y transmitido los conocimientos y procedimientos artesanales de selección, salado y curación del jamón.
El cerdo se criaba en la zona, se sacrificaba y después se curaba el jamón.
Tras un largo proceso de secado estaba dispuesto para venderse con el sello de la Casa Real que el Ayuntamiento de Trevélez controlaba y vigilaba de manera celosa y que hoy en día exhiben con orgullo.
Hoy en día y gracias a la labor que realiza el Consejo Regulador del Jamón de Trevélez, se sigue manteniendo la calidad y se preserva para su comprobación una etiqueta de color roja que autentifica su procedencia, curación y calidad.
Al jamón de Trevélez se le califica como de los más "dulces", por el escaso grado de salazón que se precisa para que los procesos de secado y maduración se desarrollen sin problemas. En buena parte es debido a los vientos cierzos, provenientes de las altas cumbres de Sierra Nevada.
El experto Antonio Sánchez Belda ya decía: "Los jamones de Trevélez tienen un aroma tan específico y genuino que son fácilmente identificables en las pruebas de cata?.
Los autores del siglo XIX, escribían: "De lo que es un jamón legítimo de Trevélez hay poca gente que tenga idea. No lo prueban más que las personas pudientes de Granada y sus amigos. Es un producto exquisito, superior a toda descripción y a todo encomio y excesivamente caro".
El jamón de Trevélez está oficialmente reconocido como Producto de Calidad por la Junta de Andalucía y tiene otorgada la Denominación Específica que garantiza el origen y la procedencia de dichos jamones.
La Denominación Especifica Jamón de Trevélez, con reglamento aprobado por la Junta de Andalucía en el año 1992, protege la elaboración de jamones en una serie de municipios de la comarca montañosa de las Alpujarras granadinas.
Dicha comarca incluye los términos municipales de Trevélez, Juviles, Busquístar, Pórtugos, La Tahá, Bubión, Capileira y Bérchules, de la provincia de Granada, en industrias situadas a más de 1.200 metros de altitud.
Los jamones se obtienen de cerdos de las razas Landrace, Large-White y Duroc-Jersey o de sus cruces.
El jamón de Trevélez tiene una forma redondeada, conservando la corteza y la pezuña y su peso final ronda los 8 kilos. No quiere esto decir que no haya jamones más grandes, pero estos ocho kilos se dan como el peso ideal de un jamón que tenga entre 12 y 14 meses de curación.
Recordad siempre que a la hora de comprar un jamón es conveniente que pese más de 7 kilos, ya que si pesa menos os estaréis llevando el peso en el hueso y si pesa más, os estaréis llevando el peso en carne. El hueso de un jamón de 6 kilos pesa lo mismo que el hueso de un jamón de 8 kilos. He ahí la diferencia.
Últimamente también se está presentando cortado en trozos y envasados al vacío para su mejor transporte y mas cómodo consumo.
La selección del jamón empieza cuando está fresco. Las piezas tienen que proceder de un animal hembra o macho castrado, yo prefiero que sea hembra, preferiblemente el jamón debe ser ?zocato?, ya que durante su vida el cerdo casi siempre está echado de ese lado y la carne está más trabajada y deben tener un peso mínimo en carne de 11,3 kilos, contar como mínimo con 1,5 cms. de grasa y que tenga un periodo de curación mínimo de doce meses.
Habrá que tener en cuenta también el peso del jamón en carne, ya que cuanto mayor sea este más tiempo de curación deberemos darle.
Aunque los jamones llegan hoy en día a Trevélez en camiones frigoríficos, antes de trabajar sobre ellos se les mide la temperatura interior que no deberá pasar de 1,5 ó 2 grados y si pasan de esa temperatura se meten en cámaras frigoríficas hasta que alcanzan la temperatura adecuada.
El siguiente paso sería pesarlos y marcarlos a fuego.
El pesaje obedece a que la fase de salado irá en consonancia con el peso del jamón; así si un jamón pesa en carne 14 kilos, deberá permanecer enterrado en sal sobre 14 días, o sea, la relación es de un día de sal por cada kilo de peso del jamón.
En cuanto al marcado al fuego, os diré que todos los jamones llevan impreso a fuego en la corteza o en la espalda una serie de tres o cuatro números que identifican la semana y el año en que empezaron a curarse, de tal manera que si nos encontramos con un jamón que tiene grabado 14-01 quiere decir que empezó su curación la semana 14 del año 2001.
Sólo se utiliza sal marina, sin nitrificantes ni aditivos y al finalizar el proceso de curación debe haber tenido una merma (pérdida de peso) del 36%.
Antes y después de meterlos en la sal hay que tratar de sacarles toda la sangre que hubiera podido quedar en las venas del jamón y tras la salazón se les da un baño antes de ponerlos a curar definitivamente.
Hoy en día hay para este menester del sangrado unas máquinas con unos rodillos que hacen este trabajo, pero siempre al final se les da el último repaso a mano. El objeto de este sangrado es que los restos de sangre no puedan estropear la curación del jamón, ya que si dejamos dentro sangre el jamón se puede pudrir.
Cuando el proceso de curación está entre el cuarto y sexto mes aproximadamente, se les da manteca con el objeto de tapar todos los pequeños orificios por donde la mosca pueda picarlos y por tanto estropear el proceso.
Todo el proceso está controlado por los veedores veterinarios que se encargan de ir controlando los jamones que cumplen todos los requisitos para poder comercializarse con el sello de la denominación.
Este proceso natural se puede llevar a cabo por la condiciones climáticas de la zona que permiten mantenerlo poco tiempo en sal, lo que le confiere un sabor suave, muy apreciado por los consumidores, incluso por los que no están familiarizados con el jamón serrano.
Hoy en día los jamones en carne llegan a Trevélez principalmente de la región de Murcia, de Cataluña y de Galicia y como es normal proceden de grandes explotaciones totalmente industrializadas. Es muy difícil ver un jamón que sea de un cerdo criado en Trevélez o alrededores a la antigua usanza; es más, algunas veces el bueno de mi amigo Juan José González, que tiene un secadero en Trevélez, cuando consigue alguno de estos jamones, de un marrano cuya procedencia tiene muy clara y que ha sido criado como antes, enseguida monta una fiesta en la que aparecemos los amigos habituales y casi siempre terminamos dando buena cuenta del jamón.
Ni pata negra, ni recebo, ni nada de nada. Sin duda es el mejor jamón que uno se puede comer, eso sí, si lo encuentras.
Desde hace unos años se está dando el caso también de que traen los célebres jamones de Huelva, los de Jabugo, o como la gente les llama los de pata negra, para que los curen en Trevélez, ya que según dicen salen bastante más exquisitos que los que curan en aquellas serranías.
También traen jamones de recebo para curar en estas alturas por el mismo motivo.
Al tradicional jamón de Jabugo se le suelen dar muchos nombres, por ejemplo: de pata negra, de bellota, ibérico, de recebo y tal vez alguno más que ahora no recuerdo, pero hay diferencias entre cada uno de ellos, ya que es muy fácil confundirlos.
Voy a tratar de explicaros un poco acerca del asunto y dejaros claros algunos conceptos que fácilmente se confunden.
Si decimos jamón de Jabugo sólo nos estaremos refiriendo al sitio donde supuestamente el marrano se crió y donde se curó el jamón, por tanto pienso que es una definición muy pobre, ya que deja en entredicho si es de bellota, o de recebo.
Si decimos jamón ibérico sólo estaremos queriendo decir que es español, criado y curado en la península ibérica y por tanto también nos puede llevar a error. De hecho, todos son ibéricos.
Si decimos de pata negra, tampoco nos estará aportando una solución definitiva, ya que dentro de los pata negra puede haberlos de bellota y de recebo y entre ellos hay una marcada diferencia. Hoy en día un kilo de jamón de bellota en pieza puede costar alrededor de 36 ¤, mientras que un kilo de jamón de recebo en pieza puede costar alrededor de 24 ¤.
Si decimos serrano, también nos estaremos refiriendo a que el marrano se crió en la sierra y allí se curó el jamón.
Por todo ello, yo pienso que la mejor definición que podemos dar del jamón sería la siguiente:
De bellota, es el mejor según los entendidos, el más caro y con esa definición tendremos presente que el marrano ha sido criado enteramente hasta su sacrificio con bellotas y como todos sabéis, la alimentación del marrano es uno de los puntos más importantes para que el jamón sea más o menos exquisito.
De recebo, es el que le sigue en calidad y con esa definición tendremos presente que el marrano se alimentó durante su vida en parte con pienso y en parte con bellota.
La manera más fácil para diferenciar un jamón de bellota de uno de recebo es hincarle el dedo en la espalda al jamón. Si el hoyo que le hemos hecho con el dedo se queda hecho sin duda es un jamón de bellota, pero si el hoyo desaparece y la grasa vuelve a su posición normal el jamón es de recebo.
Casero, es el que ha sido criado en el corral con las sobras de la casa y con algún arrimo del huerto y, por supuesto, salado y curado de forma totalmente natural. Yo particularmente es con el que me quedo, pero como ya dije antes pillar uno de estos jamones es casi un milagro.
Serrano, así podríamos definir a aquel jamón de marrano blanco que ha sido criado industrializadamente con pienso. Este es el jamón más comúnmente conocido y más consumido por todos nosotros.
El jamón es la principal fuente de riqueza que tiene Trevélez y es algo que va tan unido al pueblo, que cada vez que oímos el nombre de Trevélez automáticamente pensamos en sus jamones.
Espero que con estas pequeñas nociones estaremos en el futuro más preparados para saber comprar un buen jamón. Por cierto, en el momento de la compra es conveniente pinchar el jamón con una costilla afilada de vaca en varios puntos determinados, ya que así podremos saber a ciencia cierta si el jamón está bueno de comer o no sin necesidad de abrirlo.
Y vamos a tener que ir dejando el tema, ya que esto va a parecer más un tratado del jamón que un viaje y no estoy seguro que os vaya a gustar tanto, como hasta la fecha os han gustado mis viajes.
Por ello, ya he decidido hacer una tercera parte de Trevélez que, si Dios quiere, veréis en el próximo número de la revista, porque pienso que quedan muchas cosas en el tintero por contar y que todas y cada una de ellas merecen la pena.
Espero, como siempre, haberos entretenido y haberos hecho pasar un rato feliz con la lectura de esta segunda parte.
Hasta la próxima.

Vuestro paisano.


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editado por: roberto, 21/06/2008 19:40h<!-- end editby -->

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masimar
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10.jun 2008 - 11:46

Amigo Roberto, una pregunta :¿Existe aun en Guadix, enfrente de Calzados Lucena, una jamoneria que se llamaba Sierra?. creoque tu serias un magnifico competidor y te podrias ganar la vida con tu preciosa experiencia jamonil. Saludillos.
roberto
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10.jun 2008 - 12:21

icon_wink icon_wink icon_wink Sí, la tienda está ahí desde que yo me conozco, hoy se llama Hijos de Joaquina Sierra, y siguen teniendo quizás los mejores jamones y quesos de Guadix.
Saludillos.


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15.jun 2008 - 16:34

Eres un enamorado de la Sierra y sobre todo de los que tienen la fortuna de contemplar su cielo azul como recios habitantes que tienen como su mejor testigo del tiempo las rocas donde encuentran su más bella historia. Yo también, en cierta ocasión, subí a Sierra Nevada, a tu lado soy un novato, pero lo recuerdo como una experiencia distinta que no es fácil olvidar.
Subimos desde Jerez del Marquesado y con un guía excepcional, D, Ángel Casas Morales, Notario, que era un recorredor, pateador asiduo e incansable de picos y simas, tanto que después publicó un libro, Sierra Nevada. Él nos contaba que sus mejores informadores eran los pastores de quienes conseguía datos y caminos para asomarse a lugares insospechados que como miradores le ofrecían lo que él buscaba: Estudiar los movimientos telúricos en la formación del la Sierra.
Subimos pausadamente, sujetando nuestra impaciencia de jóvenes. De vez en cuando nos hacía sentar, descansar, y hasta que intentásemos dar una cabezada, para que así llegásemos a la llamada Casa de los Rojos, poco antes del amanecer, sin cansancio alguno. Cuando estábamos en la cumbre era la hora de la salida del sol. El espectáculo fue inenarrable. Teníamos bajo nosotros allá sobre el valle unas nubes que se tornaban en blancas y naranja según iban recibiendo los rayos del sol.
Descendimos, en dirección hacia el veleta hasta las Lagunas donde bebíamos agua con una pajita para no quemarnos los labios. Contemplamos sobre las cumbres el correr de las cabras con tal velocidad que nos sorprendía cómo en tan pocos momentos podían hacer recorridos tan largos.
Llegamos al Seminario de Verano en Jerez al anochecer del día siguiente sin cansancio gracias a la técnica en escalar la montaña dirigida por un gran conocedor de ella que nos iba narrando cómo se formaron aquellos picos y barrancos como el del Alhorí.
A tu lado, esto es solo una pequeña anécdota, pero sí, un bello recuerdo.
Un saludo
roberto
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15.jun 2008 - 21:58

icon_wink icon_wink icon_wink No Padre Agustín, lo que acabas de contar, verás que ya uso el tú, no es ni mucho menos una anécdota. Eso es un "peazo" de excursión, digna de gente preparada y dispuesta a sufrir, pero a su vez, una excursión maravillosa que siempre queda grabada en nuestros archivos mentales más recónditos. Lo que desde allí se ve es muy difícil de explicar en unas palabras; recuerdo que cuando nos acostábamos entre las piedras de "La Laguna de los Ladrones", un poco más arriba de la "Casilla de los Rojos", al volcar la "Loma de Enmedio", y entraba la noche, los luceros refulgían con una claridad que pasmaba. Recuerdo que una noche, bien entrada ya, me desperté sobresaltado porque creí que alguien me estaba enfocando a la cara con una potentísima linterna; cuando abrí los ojos pude comprobar que sólo era una estrella con una claridad diáfana que me daba de lleno en la cara.
Es que allí se siente uno con el alma más noble incluso y se da uno cuenta de la pequeñez de uno con respecto al universo y, es que la Creación fue una obra sublime y total, imposible de superar.
Saludillos.


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editado por: roberto, 21/06/2008 19:46h<!-- end editby -->

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Publicado:
17.jun 2008 - 19:05

icon_wink icon_wink icon_wink Mis compañeros de fatigas serranas durante tantos años, nos muestran en el siguiente vídeo la travesía que hicieron en el año 2005 desde Capileira hasta Jérez del Marquesado, pasando por el Mulhacén, Siete Lagunas y Trevélez. Este año, Dios mediante, se cumplirán treinta años de aquella primera travesía que os contaba anteriormente. Siguen hechos unos fieras, a pesar de que casi todos pasan ya de la cincuentena, pero la misa de la Virgen de las Nieves el día 5 de agosto en la cumbre del Mulhacén sigue siendo casi visita obligada, aunque algunos años hagan pequeñas variaciones. ¡Ole ahí sus pantalones!.

Serranos 2005 >>>>Vídeo>>>>http://www.yout...=shrcQg6vnFo



Saludillos.


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18.jun 2008 - 16:33

Me agradaria que alguien me explicara el grado de parentesco de D. Angel Casas Morales, guia en la excursion que narra el padre Agustin, y los hermanos Angel y Encarnita Casas Martinez. Su padre no puede ser porque eran huerfanos como yo. Eramos compañeros de
Bachillerato y ella falleció siendo muy joven. A él no lo veo hace muchisimos años.
masimar
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Publicado:
18.jun 2008 - 22:22

A esta hora, haciendo memoria, no recuerdo bien si mi amigo se llamaba Angel ó Rafael Casas Martinez.
masimar
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Publicado:
18.jun 2008 - 23:22

Amigo Roberto, bajo la dirección de mi hijo Antonio, he podido ver vuestro vídeo de Capileira al Mulhacen, Ttrevélez y Jerez del Marquesado.
Qué precioso, que bonito, que maravilloso, qué lindos paisajes. No conozco a ninguno de tus amigos personalmente,ventiseis años son muchos en diferencia de edad sin haberos tratado de niños para que os pueda recordar, pero permitirme que os envie un abrazo por vuestra gesta y que Dios
os dé fuerzas para repetir la hazaña cuando lo estimeis oportuno.GRACIAS. Un abrazo.
roberto
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Publicado:
21.jun 2008 - 18:50

masimarAmigo Roberto, bajo la dirección de mi hijo Antonio, he podido ver vuestro vídeo de Capileira al Mulhacen, Ttrevélez y Jerez del Marquesado.
Qué precioso, que bonito, que maravilloso, qué lindos paisajes. No conozco a ninguno de tus amigos personalmente,ventiseis años son muchos en diferencia de edad sin haberos tratado de niños para que os pueda recordar, pero permitirme que os envie un abrazo por vuestra gesta y que Dios
os dé fuerzas para repetir la hazaña cuando lo estimeis oportuno.GRACIAS. Un abrazo.


icon_wink icon_wink icon_wink Por lo menos debes conocer al padre de uno de ellos, Emilio Minguela, que trabajó en el Depósito muchos años.
Saludillos.


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Publicado:
21.jun 2008 - 22:59

Este Emilio Minguela, ¿jugaba al futbol en la Ferroviaria o en el club 26? No puedo recordar su fisonomia.Saludillos.
roberto
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Publicado:
21.jun 2008 - 23:55

masimarEste Emilio Minguela, ¿jugaba al futbol en la Ferroviaria o en el club 26? No puedo recordar su fisonomia.Saludillos.


icon_wink icon_wink icon_wink Lo único que te puedo decir es que se llama Emilio Minguela Bermejo. En cuanto vea a su hijo le preguntaré y te diré algo. Su hijo, Emilio Minguela, sí jugó en el Guadix, C.F.
Saludillos.


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Publicado:
22.jun 2008 - 00:08

icon_wink icon_wink icon_wink Acabo de volver de unos días en Trevélez y me he traído las fotos de los "Moros y Cristianos", que se celebran aprovechando las fiestas patronales en honor de San Antonio. Podéis verlas en el siguiente enlace:
Fotos>>>>>>>>http://picasawe...sTrevLez2008
Pero si quieres ver las fotos como una presentación, pincha el siguiente enlace:
http://picasawe...188629276866
Saludillos.


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Publicado:
22.jun 2008 - 08:17

Esta Semana he estado muy ocupado pero a partir del lunes terminaré de ver cuantos reportajes nos envias.
Mientras el pueblo siga amante de sus tradiciones seguirá siendo EL PUEBLO, si llegase a despreciar sus raices se convertiría en esclavo de otros. Tus reportajes mantienen la belleza, el arte y el humanismo cristiano.
Un saludo.
roberto
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Publicado:
22.jun 2008 - 22:58

ASandyEsta Semana he estado muy ocupado pero a partir del lunes terminaré de ver cuantos reportajes nos envias.
Mientras el pueblo siga amante de sus tradiciones seguirá siendo EL PUEBLO, si llegase a despreciar sus raices se convertiría en esclavo de otros. Tus reportajes mantienen la belleza, el arte y el humanismo cristiano.
Un saludo.


icon_wink icon_wink icon_wink Muchas gracias por tus palabras; son un acicate viniendo de alguien como tú.
Sólo pretendo haceros partícipes de todas aquellas cosas que he tenido la suerte de ver por el mundo y que me han gustado o han llamado mi atención.
Saludillos.


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Publicado:
8.jul 2008 - 20:45

UN PAISANO EN TREVÉLEZ
Tercera parte

Cuando comencé a escribir sobre Trevélez, las ideas y las imágenes se amontonaban y parecía como si tal amalgama no tuviera vocación de plasmarse sobre el papel, pero poco a poco y con paciencia, hemos sido capaces de ir poniendo un poco de orden en este galimatías.
Ya estamos en la tercera parte y veremos si esto no seguirá con una cuarta, una quinta...........
Bien, pues ahora voy a tratar de contaros cosas del pueblo en la actualidad, de tal manera que si alguna vez visitáis Trevélez, os sintáis como si estuvierais en vuestro pueblo, sabréis por dónde andáis y en que sitios podéis comer como los ángeles, con las tres bes, bueno, bonito y barato, qué podéis visitar, dónde podéis dormir, etc.
Vamos a empezar por el Barrio Bajo.
La entrada natural a Trevélez por carretera si accedemos a La Alpujarra por el puerto de la Ragua, será a través del puente del Barrio Bajo que atraviesa el río grande de Trevélez.
Lo primero que nos encontraremos será el Hostal Restaurante Mulhacén, cuyo propietario Emilio, además de ser un trabajador infatigable, es buen amigo mío desde hace muchos años y quizás sea la única persona en el pueblo que sabe de memoria los romances que en la fiesta de "Moros y Cristianos" intercambian los jefes de uno y otro bando.
Emilio tiene también justo al lado un secadero de jamones, pero al frente de este tiene a su hijo Joaquín, nosotros le llamamos Rus, amigo y compañero de infatigables fiestas en los tiempos en los que yo aparecía por allí soltero.
Rus acabó estudios de Hostelería en Granada y se dedicó al negocio familiar. Hoy en día está dedicado por completo al secadero, pero sé que es un cocinero excelente cuando se pone a ello.
Un poco más arriba, a la derecha, está el bar "Río Grande", regentado por mi buen amigo Antonio, conocido de casi todos vosotros, por haberos refrescado el gaznate en las calurosas tardes de toros durante las fiestas patronales de San Cayetano. Su suegro y él nos vendían los ricos helados en la plaza entre toro y toro.
Antonio nos da de comer de maravilla y sin sorpresas en la cuenta como en otros sitios.
La plaza del Barrio Bajo se llama plaza de Don Francisco Abellán, en honor y reconocimiento a la gran labor desarrollada por este insigne ingeniero, fallecido en un desgraciado accidente en el Cortijo del Pocico y padre de nuestra paisana y colaboradora Doña Josefina Tomasa Abellán Vota.
Esta plaza es el centro neurálgico no solo del Barrio Bajo, sino del pueblo, ya que por ella pasa la carretera y es la primera toma de contacto con el pueblo.
En ella abundan los bares, restaurantes y comercios.
Justo en una de sus esquinas sale una calle hacia abajo que se llama de Fermín González, padre de Fermina, mi casera de toda la vida de la que ya os hablé en la primera parte.
Fermín me ha contado en las largas noches invernales al amor del fuego, mil y una correrías de sus tiempos mozos, principalmente de lo dura que era la vida en aquellos lares cuando la guerra civil y los maquis andaban por aquellas sierras.
El bueno de Fermín murió hace unos años tras una larga y penosa enfermedad.
Fermina, mi casera, además de bar con comedor donde se come a las mil maravillas, tenía justo en esta calle una de las dos discotecas del pueblo. Hace unos días la han convertido en un espacioso apartamento.
Hasta hace poco tiempo solo existía la discoteca Sol y Nieve de Fermina, pero hace cosa de unos años han abierto otra en el Barrio Medio.
Recuerdo que cuando llegué por primera vez a Trevélez, existían dos discotecas, la de Fermina y otra cerrada hoy en día, que tenían hecho un pacto de no competencia. Consistía en que ambos dueños tenían depositada en la Caja de Ahorros la cantidad de 100.000 pts. cada uno, de tal manera que un fin de semana abría una discoteca y a la semana siguiente abría la otra y si alguno de los dos rompía el pacto, el otro podía retirar el dinero de ambos de aquella cuenta.
Eso nunca llegó a suceder porque ambos respetaron el pacto hasta que al final la discoteca del Barrio Medio cerró sus puertas.
También tenemos en la plaza el restaurante Álvarez que además tiene habitaciones donde poder parar. Está recientemente rehabilitado y es uno de los pocos sitios del pueblo donde te cortan el jamón a cuchillo, como se ha hecho siempre. Pepe Álvarez, su dueño, dice y pienso que con buen criterio, que el jamón cortado a máquina no sabe lo mismo.
Además, Pepe es un profesional de la hostelería y junto a Rosi, su empleada, hacen los deleites de quien pare a comer en su casa. De hecho, yo suelo comer allí con frecuencia cuando ando por aquellas tierras.
Justo enfrente, está el Bazar Peñabón, cuyo propietario es Alfonso Álvarez, hermano de nuestro ya conocido Pepe Álvarez.
Sin duda es el mejor sitio para comprar los recuerdos típicos de la zona.
Alfonso y su mujer, Pepa, suelen venir con cierta frecuencia a Guadix donde un grupo de amigos nos solemos juntar de vez en cuando. De hecho, una de las últimas veces que vinieron estuvimos comiendo en el Cerrillo y luego estuvimos haciendo sobremesa en casa de nuestro buen amigo Joaquín Santonegro. Ya podéis imaginaros la sobremesa.
El restaurante González, cuyo propietario es mi buen amigo Juan, también está en esta plaza. Allí también se puede comer muy bien y en verano tiene una terraza con unas magníficas vistas de todo el pueblo. Juan también es propietario de un secadero de jamones que está en la calle Nueva, camino hacia el Barrio Medio.
Antonio es el "alma mater" del negocio; de hecho, cuando como allí siempre me dejo aconsejar por él.
Debajo del restaurante González está la Taberna González, regentada por mi buen amigo y mejor persona Óscar; para mí, sin duda es el mejor sitio para comer jamón de toda La Alpujarra. Además de tener unos jamones excelentes, pocos como él saben cortar el jamón a cuchillo.
Y si es tiempo de tomates y tiene de los suyos, no debes dejar de probarlos; están para chuparse los codos.
Justo al lado tenemos el bar El Chorrillo, que nos deleitará con unos exquisitos churros cuando decidamos desayunar algún día en su casa.
Y si seguimos dirección Granada, atravesaremos el puente que franquea el río chico de Trevélez. Justo al pasarlo a la derecha está el Mesón Joaquín, cuyo propietario es Joaquín, antiguo alcalde del pueblo, y donde podremos degustar excelentes platos de la zona, especialmente la trucha de río.
Dentro del mesón, Joaquín tiene una especie de minipiscifactoría donde podemos ver a las truchas nadando a sus anchas y donde podemos escoger aquella que más nos guste para que nos la preparen. Jamás te podrás comer un pescado más fresco.
Además tiene una colección de cuadros de José Ortuño que para mi quisiera yo.
Pepe Ortuño era nieto de una accitana, pero se educó en Granada. Amante de La Alpujarra, su manos plasmaban en óleo paisajes costumbristas de la zona y hasta su muerte acaecida hace unos años, visitaba con mucha frecuencia aquella zona, donde tenía grandes y buenos amigos, entre los que me honro.
El bueno de Pepe amaba aquella tierra mucho y era muy raro el año que no pasaba en ella unos meses dedicado a sus pinturas y a sus amigos.
Vivió durante dos o tres años en Arabia Saudí, pintando a la familia real y parando en el mismísimo Palacio Real. Allí tenía a su disposición cuanto pudiera desear y llevaba una vida en consonancia con las riquezas de la Corte, pero siempre decía que un amigo y un vaso de vino en cualquier tasca de La Alpujarra valía mucho más que todas las exquisiteces de mil palacios reales.
Era un gran artista y una mejor persona. Sus cuadros alcanzaban precios astronómicos, pero cuando exponía en La Alpujarra, y solía hacerlo todos los años en el Hotel Nuevo Malagueño de Pórtugos, solía vender casi toda su obra a los lugareños a precios bastante más asequibles y para que estos le pagaran conforme pudieran irlo haciendo. El contrato era un apretón de manos, y eso allí y con él, bastaba.
En este hotel, el Nuevo Malagueño de Pórtugos, cuyos propietarios son mis buenos amigos Pepe y Sofía, podéis contemplar una exposición permanente de su obra, pero sabed que ningún cuadro está a la venta, ya que son de su propiedad y les tienen un apego sentimental muy grande ya que les unía una muy estrecha relación de amistad con Pepe Ortuño.
Hasta hace unos años, cuando salías del Mesón Joaquín en dirección Granada, ya no había nada que ver, pero hoy en día aquella zona se ha revitalizado y podemos ver muchos secaderos y tiendas. Además han construido uno de los mayores restaurantes de La Alpujarra.
Para subir al Barrio Medio hay tres vías principales; la calle Nueva, la calle Cuesta y la pista del Barrio Medio.
La pista del Barrio Medio es la entrada natural al barrio del mismo nombre cuando llegamos a Trevélez desde Granada. Allí están quizás las vistas más pintorescas del pueblo y desde la era de la Cruz sale un camino forestal por el que se podía ir en coche hasta la misma cima del Mulhacén. Yo he tenido la suerte de subir más de una vez por allí hasta la cima del Mulhacén, pero desde hace unos años por allí sólo se puede subir hasta la barrera y desde ésta hasta la cima hay un tirón que no podéis imaginar.
La calle Cuesta, como su propio nombre indica, es una cuesta en la que hay momentos que se alcanzan unos desniveles terribles. A veces cuando vas subiendo por ella sin conocerla, doblas una esquina y ante ti aparece un monstruo de cuesta y piensas que ya estás llegando, pero doblas la siguiente esquina y aparece otro repechón más duro si cabe que el anterior y así hasta que realmente llegas al Barrio Medio.
Esta calle tiene multitud de ramificaciones que a su vez son los sitios más pintorescos del pueblo; calles estrechas, macetas de geranios por doquier, cuadras con mulos, vacas, gallinas, gatos, ..., casas con muros de cachonería pintados de cal a la antigua usanza, alguna que otra fuente-abrevadero, pasadizos, tinaos y mil detalles más que cada vez que pasas por allí puedes descubrir.
Si hay algo que yo recomiendo hacer en Trevélez es subir la calle Cuesta, pero sin prisas. Esas te las puedes dejar aquí, allí es muy posible que te estorben y que no te dejen ver lo que tu alma vería si estuviera liberada de ellas. Además, luego ya tenemos el resto del año para tener prisa siempre.
Súbela despacio, párate todas las veces que te venga en gana y disfruta del incomparable espectáculo que te rodeará en más de una ocasión. Estoy seguro que si así lo haces, será uno de los pocos momentos de tu vida en que tu alma esté totalmente en paz.
Decía Confucio: "Para llegar a lo alto de la montaña como un joven, es preciso que la subas como un viejo". Y lo he comprobado en mis carnes muchas veces.
Pero no quiero que esto pueda parecer propaganda. Nada más lejos de mi intención. Yo te cuento lo que conozco y lo que hago, tú puedes ir a verlo, probarlo y opinar por ti mismo, y estoy seguro que no te llevarás ningún desengaño.
La calle Nueva, como su nombre indica, es una de las últimas que se han abierto en el pueblo, y partiendo desde la plaza de Don Francisco Abellán sube hasta el Barrio Medio.
En cuanto empiezas a subir te encuentras a la derecha el bar ?Haraicel?, donde se come bastante bien.
Continuando nuestro recorrido verás que ya se empiezan a ver más secaderos de jamones y un poco más arriba nos tropezamos con Casa Julio. Si te gusta la carne, este es el sitio que yo te aconsejo para comer. Le dan un punto que en pocos sitios he visto.
Justo al salir de Casa Julio torcemos a la izquierda para continuar subiendo la calle Nueva, pero antes nos encontramos de frente con una de las dos iglesias que tiene el pueblo. Tampoco está de más hacer una paradita para verla y para usar de ella como cada uno quiera.
Continuamos y nos encontramos con la fábrica de embutidos El Chorrillo y un poco más arriba con el secadero de Juan José González, cuyos propietarios Juan y Margarita, son amigos míos desde los primeros años en que yo me dejé caer por aquellas tierras.
También tienen en el secadero una tienda abierta al público donde podéis comprar todas las cosas típicas relacionadas con la comarca además de, por supuesto, todo lo relacionado con el jamón.
Diciéndoles que me conocéis, estarán encantados de enseñaros el secadero, explicaros aquellas cosas que queráis saber e invitaros a un buen vaso de vino y una buena tapa de jamón.
Un poco más arriba es donde han abierto la nueva discoteca del pueblo que se llama Otro Sitio. La regenta mi buen amigo Jacinto y por la noche podrás cenar muy bien en el bar que está en la parte de arriba y luego mover un poco o un mucho el esqueleto y tomar unos digestivos en la disco que está debajo.
Un poquito más arriba termina la calle Nueva y nos encontramos con la pista del Barrio Medio.
Un poco más allá está la plaza del Barrio Medio, punto neurálgico de este barrio, donde encontramos también algunas tascas antiguas donde poder remojar el gaznate.
Al otro extremo de la plaza comienza la calle Cárcel, donde a cada paso nos iremos encontrando bares y más bares, a cada cual más típico. En cualquiera de ellos tendrás la sensación de retroceder en el tiempo.
Un poco más arriba está el pub La Alacena.
Son muchos los sitios que he omitido por falta de espacio y ante la tesitura de una cuarta parte, he decidido parar aquí y no hacerme el pesado con Trevélez.
Parece mentira que cuando escribí sobre Estados Unidos y Canadá lo hice en dos partes, y ahora que escribo de Trevélez lo he hecho en tres partes y aún quedan cosas en el tintero.
Pero prefiero acabar aquí esta trilogía y dejaros con regustillo y buen sabor de boca, así si os decidís a visitar alguna vez este magnífico pueblo, siempre os quedarán cosas por descubrir y, por supuesto, ya sabéis donde me tenéis siempre a vuestra entera disposición, por si en algún momento queréis ampliar cualquier tipo de información de este tan maravilloso pueblo de Trevélez.

Hasta la próxima.

Vuestro paisano.

Saludillos.


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8.jul 2008 - 23:43

robertoLa pista del Barrio Medio es la entrada natural al barrio del mismo nombre cuando llegamos a Trevélez desde Granada. Allí están quizás las vistas más pintorescas del pueblo y desde la era de la Cruz sale un camino forestal por el que se podía ir en coche hasta la misma cima del Mulhacén. Yo he tenido la suerte de subir más de una vez por allí hasta la cima del Mulhacén, pero desde hace unos años por allí sólo se puede subir hasta la barrera y desde ésta hasta la cima hay un tirón que no podéis imaginar.


La gente no sabe lo que se pierde si no ha hecho el recorrido por esa pista al Mulhacen. Yo la hice con un Corsa 1.0 tres veces, dos en sentido inverso y una desde Trevélez, pero hace más de 10 años de la última. Ya hace bastantes años que está cerrada al paso de vehículos no oficiales, y a pata va a ser que no.

Una de las veces subimos desde Graná, era 31 de Agosto y más de 40º, corría una leve brisa e íbamos con manga corta, como es de suponer. Cuando llegamos arriba la temperatura estaba cercana a 0º, yó salí del coche para andar los 3 metros que me faltaban para llegar a la cima, ver la inscripción de la placa y regresar en menos de un minuto al coche. Tiritando por momentos y e Inma que me acompañaba me dijo que no salía de él ni loca..

Luego el coche no arrancaba por falta de oxígeno, así que tuve que empujarle un poco cuesta abajo, y fué la forma de aarancarlo. Volví por la pista que salía a Trevélez y los paisajes inenarrables, muchas charcas, muchas ya secas pero otras no, agua por doquier, fauna de todo tipo, caballos sueltos, ...

La pena es que no lo pueda revivir una vez más pues, ya digo, andando va a ser que no. icon_confused

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13.sep 2008 - 10:40

UN PAISANO EN LA REPÚBLICA CHECA

Queridos paisanos:

Ya estamos dispuestos otra vez para contaros otro de mis muy anhelados viajes, tantas veces pospuesto por circunstancias ajenas a mi voluntad, que aún hoy, ya realizado, miro atrás y casi no me lo creo.

Todo el mundo que había visitado Praga se extrañaba, cómo yo, viajero constante e infatigable, no conocía la Perla de Europa. Pero como ya os he contado en alguna ocasión, ha habido viajes que se han resistido, y este era uno de ellos.

Volamos directamente desde Sevilla a Praga; salvo las dos horas y media del retraso en la salida del avión no hubo ningún tipo de contratiempo. Llegamos al hotel a las cuatro y media de la mañana, muy cansados, y unas horas más tarde cogíamos un tranvía que nos llevaría hasta "Museum" que es la parada de la plaza de Wenceslao, centro neurálgico de la ciudad de Praga.

Tras tomar un café nos unimos al grupo y durante unas cuatro horas hicimos un recorrido a pie por los sitios más significativos de la ciudad: la plaza de Wenceslao, la Cruz de Oro, la plaza del reloj, la calle de París, la torre de la pólvora, el barrio judío, el puente de Carlos, la casa de Frank Kafka y otros sitios de interés, todo ello, caminando por amplias avenidas y estrechas callejuelas donde cada edificio competía con sus vecinos por ser más bonito.

El famoso reloj astronómico de Praga>>>>http://picasawe...634319490226

Me sorprendí a mi mismo cuando me vi reflejado en el cristal de un escaparate con la boca abierta, contemplando los edificios que nos rodeaban.

Se me hace difícil no poder contaros un poco más acerca de estas maravillas pero ya sabéis el problema de espacio.

Durante los días que estuvimos en Praga, volvimos una y otra vez a recorrer sus calles. No te cansabas, un día descubrías una cosa, otro día descubrías otra y cada día era distinto.

En cierta ocasión traspusimos al barrio de Mala Strana y comimos en un restaurante cuyo encargado era español, el amigo Juan Lorenzo; nos atendió de maravilla y comimos muy bien.

Sabiendo que nos faltarían días solo para visitar Praga, decidimos que ya que estábamos allí, no podíamos dejar pasar por alto, visitar la ciudad balneario de Karlovy Vary y el pueblo medieval protegido por la UNESCO de Cesky Krumlow.

Karlovy Vary posee una riqueza arquitectónica y paisajística extraordinariamente bella; personajes como Goethe, Beethoven, Chopin, el Zar Pedro I de Rusia y muchos más disfrutaron de largas estancias y paseos por sus calles y jardines.

Teatro Real de Karlovy Vary>>>>http://picasawe...647204392146

La iglesia ortodoxa rusa, el geiser, el gran hotel Pupp y sus muchas fuentes públicas de aguas minero medicinales son algo que no debes dejar de visitar si tienes la suerte de ir a Karlovy Vary.

El valeroso soldado Schwejk>>>>http://picasawe...342261714082

Cuentan de este valeroso soldado miles de hazañas al estilo de nuestro Don Quijote de La Mancha. Recomiendo la lectura del libro titulado "Las aventuras del valeroso soldado Schwejk" publicado por Ediciones Destino y cuyo autor es Jaroslav Ha¨ek. No pararás de reir.

Además de los célebres cristales de Bohemia, las porcelanas y los granates checos, presentes en todas las tiendas, en esta ciudad puedes encontrar una bebida típica que se llama Becherovka, famosa por sus cualidades afrodisíacas.

Cesky Krumlow es conocida como la perla del Renacimiento y une a su belleza paisajística una impresionante arquitectura, desarrollada por las familias aristocráticas que vivieron allí: los Rosembergs, los Eggenbergs y los Schwarzenbergs.

Vista general de Cesky Krumlow>>>>http://picasawe...655794326754

Destaca el castillo de la ciudad, que es el segundo más grande de Chequia; el primero es el de Praga.

Plaza de Cesky Krumlow>>>>http://picasawe...642909424834

Como sabéis la República Checa está preparándose para ingresar en la Unión Europea, por lo que es posible que dentro de poco, si la visitáis, no tengáis que usar las coronas checas; actualmente 1 euro equivale a 30 coronas checas.

El transporte público en la ciudad de Praga está muy bien y no es caro; en cuanto a los taxis es recomendable que uséis los que se distinguen con el logotipo AAA14014, ya que los otros os pueden dar un susto en la cuenta si antes no habéis tratado el precio.

Álbum de fotos del viaje>>>>http://picasawe...04#slideshow

El viaje de vuelta no tuvo contratiempos, salvo que el avión volvió a salir con dos horas de retraso.

Por lo demás, deciros que no conozco a nadie aún que haya estado en Praga y no hable maravillas de esta ciudad.

Solo me queda animaros para que la visitéis pues estoy seguro que no os defraudará.

Hasta la próxima.

Vuestro paisano.

Saludillos.

© Del autor
Artículo publicado en la Revista de la Asociación Cultural Amigos de Gor San Cayetano


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editado por: roberto, 26/01/2009 21:43h<!-- end editby -->

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Publicado:
26.ene 2009 - 20:22

UN PAISANO EN ESTADOS UNIDOS Y CANADÁ
PRIMERA PARTE
por Roberto Balboa

Aquel año de 1.995 era benévolo con nosotros en cuanto a la climatología, pero en cuanto cruzamos el charco y llegamos a las costas americanas a final de septiembre, el tiempo cambió sustancialmente y los fríos se volvieron penetrantes y secos, pero llevaderos, quizás a causa de la experiencia que comenzábamos en aquella tierra mítica, aquella tierra fascinante que a todos nos cautiva con el sólo hecho de su mención.
Volamos desde Madrid con Iberia directamente al aeropuerto J.F.K. de New York. Impresionante aeropuerto, si es que hay alguno mayor en el mundo.
Una vez pasado el control de emigración, que en Estados Unidos es muy severo, nos dirigimos hacia la salida que era dónde se suponía que nos debían estar esperando, como así ocurrió.
En el momento en que salíamos, una multitud de fotógrafos comenzaron a disparar sus cámaras en mi dirección; aquello, unido a la cantidad de miradas profundas de toda aquella gente de color que en la salida esperaban a alguien o simplemente estaban allí, me intimidó de una manera especial, máxime cuando la persona que debía esperarme no apareció en un primer momento. Todo resultó ser un cóctel imaginativo, pues saliendo junto a mi iba el célebre futbolista Platini, que al parecer en aquel tiempo jugaba en el equipo estadounidense del Cosmos.
La verdad, es que en adelante iba a disponer de 18 días para disfrutar de otro de mis queridos y ansiados viajes.
Antes de partir rumbo al Canadá, vía Boston, dispuse de un poco más de dos días para intentar "machacar" la ciudad de N.Y. o como todo el mundo la conoce, "La Gran Manzana" o "Big Apple", como dicen los pocos que se les ocurre hablar inglés en N.Y.
Sería difícil relatar en unas pocas líneas todo lo que vi y sentí en aquellos días que pasé en la gran urbe, pero trataré de daros, queridos paisanos, una visión muy aproximada de lo que aquello es, y, si puedo, tratar de orientaros por si alguna vez vais.
Para empezar nada más hermoso que el que sepáis que en N.Y. casi todo el mundo habla español y serán muy poquitos a los que escuchéis hablando inglés.
Para mi significó algo muy grande el encontrarme en un país supuestamente anglófono en el que siempre escuchabas a la gente hablar español. Era como si el gran mito se convirtiera de pronto en algo más cercano, algo más familiar.
El circuito que íbamos a hacer era eminentemente canadiense pues solo visitaríamos de los Estados Unidos las ciudades de Boston, Corning, Filadelfia y Washington D.C., además de New York.
A la vuelta pasaría casi otros dos días en N.Y. por lo que algunas visitas tuve que dejarlas para después del circuito.
De N.Y. puedo deciros que ha sido una de las ciudades más impactantes que he visto en mi vida.
Uno se hace la idea de lo que serán esos monstruos arquitectónicos que todos conocemos por la televisión, pero otra cosa es ponerte en la acera, frente al mundialmente conocido "Empire State Building" en la calle 34 y tratar de ver el último piso.
Cuando montes en el ascensor para subir al piso 86, que es al último que pueden subir los turistas, te da la sensación de estar subiendo en un avión y, como puedes imaginar, las vistas de la ciudad desde lo alto son inenarrables. No debes olvidar visitar todo lo que ofrezcan a los turistas, muy especialmente la sala de proyecciones, donde todo se asemeja a un avión y donde literalmente saldrás catapultado al vacío desde lo alto del edificio.
Muy cerca está el "Madison Square Garden" de todos conocido por sus célebres combates de boxeo.
Otro sitio que no debe faltar en nuestra visita es la "Estatua de la Libertad" y la isla de Ellis que está a mitad de camino entre esta y Manhattan.
La famosa "Quinta Avenida" de N.Y. es algo que debemos recorrer de punta a punta, pues allí verás todo lo más representativo de la vida neoyorquina; desde la célebre "Clínica Mayo" hasta las tiendas más afamadas del planeta como "Christian Dior", "Loewe", "Channel", desde los tan vistos en televisión taxis amarillos o "Cab" como allí les llaman, hasta la tienda del F.B.I. en el número 444, donde tuve la suerte de ir con un amigo que es un alto cargo de la Policía Federal Argentina, ya que el tenía solicitada la visita de forma oficial desde su país. Recuerdo que nos pasaron a la trastienda y allí pudimos ver cantidad de material del que usan en las películas de espías y policías, como por ejemplo las gafas de visión nocturna, los mini micrófonos inalámbricos cuyo receptor se lleva en el interior del oído y cuyo emisor se lleva en un paquete de tabaco dentro del bolsillo, cámaras que caben dentro del ojo de un muñeco normal y todo un sinfín de artículos que harían las delicias del más pequeño y también del más grande .
Algo que hay que hacer también en esta ciudad es darse un paseo en helicóptero, pues las vistas son envidiables.
Otros sitios que se deben visitar y en los que no me extenderé dando detalles para no hacerme muy pesado son:
Lincoln Center, Central Park, Rockefeller Center, Broadway, Times Square, Greenwich Village, Soho, Chinatown, Wall Street, Battery Park, United Nations Building, Flushing Meadows, Forest Hills, Harlem, Bronx y en su conjunto el World Trade Center, donde se encontraban las "Torres Gemelas" o "Twin Towers" que como casi todos sabéis eran más altas que el renombrado "Empire State Building". (Última nota actualizada, por desgracia. Distinto en el original).
Las compras más interesantes que se pueden hacer en N.Y. son ropa y todo tipo de objetos electrónicos y fotográficos pues la diferencia de precio es abismal, pero deberás tener en cuenta que allí usan 125 voltios por lo que los artículos que compres deberán venir preparados con bitensión (125-230 voltios).
Algo que también recordarás siempre si lo haces, es darte un paseo en una limusina y aunque pueda parecer caro no lo es, pues cuando yo estuve en el año 1.995 un recorrido de una hora de duración costaba 30 dólares.
Siempre que hablo de N.Y. me refiero a Manhattan , pues es lo verdaderamente turístico y donde realmente te llevarán. De hecho, todo lo que te he contado está en Manhattan.
Y para orientarte en tan gran urbe, nada más fácil que saber que siempre que vayas dirección norte-sur o sur-norte estarás en una avenida (avenue) y que éstas están numeradas con el 1, el 2, el 3 y así sucesivamente hasta la 12, y que siempre que vayas dirección oeste-este o este-oeste estarás en una calle (street) y que éstas, al igual que las avenidas, también están numeradas sucesivamente con el 1, el 2, el 3, etc.
Si a todo ello unes que casi todo el mundo habla español, como os decía al principio, te sentirás más protagonista de tu estancia, parecerá como si la ciudad encogiese y tu crecieras. En definitiva, estarás más preparado para hablarle de tú al "Coloso".
Acaso en este artículo he dejado volar más libremente mi imaginación y casi sin darme cuenta me he comido el espacio que tan generosamente me ceden mis paisanos del Consejo de Redacción, por lo que pidiendo excusas os emplazo para que en la próxima revista encontréis la segunda parte de este artículo y así poderos hacer mis compañeros de viaje en este tan maravilloso viaje a los Estados Unidos y Canadá.
Hasta la próxima.
Vuestro paisano.
Saludillos.

© Del autor.
Artículo publicado en la Revista de la Asociación Cultural Amigos de Gor San Cayetano


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22.feb 2009 - 00:35

UN PAISANO EN ESTADOS UNIDOS Y CANADÁ (II)
por Roberto Balboa

Hay algo que olvidé contaros acerca de New York en la primera parte de este viaje y que no debemos dejar pasar por alto si viajamos allí. Me refiero a los museos, que además de ser colosales en su construcción reúnen un sinfín de obras de arte de todo tipo.
Y ya, nos disponemos a afrontar la segunda parte de este maravilloso viaje que a poco de salir de Manhattan nos había introducido en lo que sería la tónica normal del viaje, o sea, buenas carreteras, preciosos bosques y un paisaje que en cierto modo nos recordaba los atardeceres otoñales de nuestra tierra.
Nuestra primera etapa acabó en Boston no sin antes haber visitado la célebre universidad de Harvard, donde pudimos admirar el conjunto de edificios que la forman, sus patios con césped cuidados al máximo y su pulular de estudiantes.
Ya en la ciudad, visitamos el mercado Quincy y al caer la tarde fuimos a tomar unas cervezas a la muy nombrada taberna "Cheers" que como sabéis se ha hecho famosa por la serie de televisión del mismo nombre.
Pero el mayor recuerdo que tengo de esta preciosa ciudad es el hotel donde paramos. Se llama "Boston Park Plaza Hotel" y jamás en toda mi vida he parado en un hotel tan extraordinario como este.
Si eres aficionado a la buena mesa te recomiendo que no dejes pasar la ocasión y vayas a cualquiera de las tascas del puerto y te comas una langosta. Además de estar muy bien preparada es muy barata. Recuerdo que la taberna en la que yo estuve se llamaba "No name" que significa "Sin nombre".
Algo tan importante en estos viajes como los sitios que visitas, es la gente con la que coincides y que al menos durante el viaje son, por así decirlo, como tu familia.
No siempre he tenido la suerte de dar con buena gente y de hecho casi nunca os hablo de la gente que he conocido, pero en este viaje que nos ocupa son mucho más importantes las personas que conocí que todo lo que viví y sentí.
El que formáramos una pequeña familia casi desde el principio del viaje, podríamos decir que se debió a una selección natural.
La primera pareja eran recién casados de la Argentina. Los dos eran policías y por él, que tiene un cargo importante, pudimos ir a la tienda del F.B.I. como os conté en la primera parte. Se llaman Juan y Silvia.
La segunda pareja son Fran y Encarna. Recién casados de Puente Tocinos (Murcia). Muy simpáticos y cariñosos. El es un profesional de la informática y trabaja para una empresa montando plantas de hormigón, lo que le ha dado la oportunidad de viajar por medio mundo. Ella trabaja en un restaurante.
La tercera pareja son Javi e Isa. Recién casados de Valencia. El es aparejador y ambos trabajan en una constructora.
La otra pareja éramos Patricia y yo. Patricia estaba acabando periodismo en su país, México, y viajaba con su madre y su abuela, pues esta última tenía por toda ilusión visitar las cataratas del Niágara antes de morir. La abuela había nacido muchos años antes en Llanes (Asturias), pero muy pequeñita viajó allá con su familia, se casó y tuvo una gran familia pero jamás renunció a seguir siendo española. El pasaporte que llevaba era español.
Pero vamos a seguir con nuestro viaje porque si no lo hacemos mucho me temo que vamos a tener que ir pensando en una tercera parte.
Al mediodía siguiente llegamos a Rock Island, frontera del Canadá. Hacía un extraordinario día de sol, pero el frío era bastante intenso.
El paisaje seguía siendo espectacular. Los inmensos bosques con mil tonalidades en sus hojas se perdían en el horizonte.
A media tarde llegamos a Quebec, hicimos un pequeño recorrido turístico por las estrechas callejuelas del viejo Quebec (la ciudad más antigua del país) y amén de ver la universidad Laval, la Plaza de San Luis y otras excelencias de esta coqueta ciudad, visitamos una tasca típica que creo recordar que se llamaba "Tío Pedro", donde degustamos una bebida asemejada a un licor de frutas que entraba muy suave pero que calentaba más que una estufa de leña. Según nos contaba la chica que nos atendió esta bebida la utilizaban los lugareños para quitarse el frío en una fiesta determinada de la ciudad que se celebraba en pleno invierno y la llevaban en una especie de bastones largos y huecos.
Una mención especial en el Canadá merecen los "indios" y como fue en Quebec donde los conocimos por primera vez y donde nos explicaron su historia, por eso os la voy a contar aquí.
Todos sabéis que en Norteamérica los "indios" fueron arrinconados poco a poco en sus reservas y que igualmente fueron perdiendo paulatinamente casi todas sus tradiciones. En el Canadá les pasó igual, pero el Gobierno viendo el deterioro del pueblo indio les concedió una serie de privilegios entre los que os destacaré que cualquier indio que nace, por el solo hecho de ser indio, tiene desde el mismo momento de su nacimiento una paga vitalicia del Estado.
Pero esto, lejos de preservar las costumbres y tradiciones de los indios los ha sumido en un caos que se traduce en que la mayoría de ellos se dan en la bebida, en el juego y en toda clase de malas artes, debido en gran parte a que tienen todo el tiempo del mundo ya que no necesitan trabajar para su sustento. Según nos comentaba nuestro guía, Oscar de la Mora, todos los vicios estaban muy arraigados entre ellos y la vida media de un indio no sobrepasaba los 45 años.
Bien avanzada la tarde llegamos a Montreal y después de admirar la isla de Orleáns y el río San Lorenzo, visitamos las cataratas Montmorency y poco después estábamos llegando a un pequeño pero encantador hotelito situado en las montañas cercanas, donde pudimos admirar las cascadas del río Santa Ana.
Al día siguiente visitamos la Basílica de Notre Dame, la Plaza de Armas, la Plaza Cartier, el Puerto Viejo, el Ayuntamiento, la Ciudad Subterránea, el Parque del Monte Real y el Oratorio de San José.
No hay desperdicio en nada de lo que vimos, pero lo que más me llamó la atención fue la Ciudad Subterránea, que no es más que una ciudad en paralelo con la que hay al aire libre. Durante muchos meses del año la vida de la ciudad transcurre bajo tierra y cuando el tiempo lo permite la vida se hace en el exterior.
La Ciudad Subterránea es una prolongación de la otra ciudad. Allí puedes encontrar todo tipo de establecimientos; bares, restaurantes, cines, joyerías, etc.
Al día siguiente partimos rumbo a Ottawa, capital del Canadá, donde visitamos su impresionante Parlamento e hicimos un pequeño tour turístico para tener una impresión general de esta ciudad.
A continuación nos dirigimos a "Mil Islas" donde hicimos un pequeño crucero, pudiendo contemplar un rosario de pequeños islotes donde la gente vive apaciblemente dedicándose casi por completo a la artesanía.
Continuamos el viaje a Toronto, donde pudimos subir al edificio más alto del mundo, la torre CN, y vimos una impresionante vista de la ciudad a nuestros pies.
Por la noche fuimos a cenar a uno de los múltiples restaurantes que existen en un descomunal edificio construido bajo la dirección de nuestro afamado arquitecto Santiago Calatrava y algo que me llenó de satisfacción fue ver una sucursal del Banco Central Hispanoamericano, que es donde yo trabajo.
Al día siguiente llegamos a las Cataratas del Niágara y como mandan los cánones dimos un paseo en el barco "Maid of the Mist" casi hasta el mismo pie de las cataratas. Es algo impresionante ver aquella caída vertiginosa del agua, que al chocar forma como una niebla densa en un gran perímetro.
Cenamos en el restaurante de la torre Skylon, desde donde pueden admirarse las cataratas iluminadas en su conjunto y por la noche salimos a dar una vuelta por la ciudad. Hicimos muchas compras y nos divertimos visitando la "Casa de los Horrores".
La abuela no cabía en si de gozo al ver realizado su sueño de toda la vida y le dedicamos una serie de canciones españolas que le hicieron brotar lágrimas de alegría.
Encarna ya había disparado a esas alturas del viaje 14 ó 15 carretes de película y su equipaje, que había aumentado considerablemente, traía maltrecho al bueno de Fran.
Al día siguiente nos dirigimos a Corning, donde visitamos su célebre "Museo del Vidrio". Dicen que allí está la fábrica de vidrio más grande del planeta y, en cuanto al museo, que es el más grande y mejor provisto de todo tipo de piezas de vidrio de todos los tiempos.
Bien entrada la tarde llegamos a Washington, D.C. y después de cenar en el "Hotel Hilton" salimos a dar una vuelta por los alrededores. Aquel día nos fuimos a descansar pronto porque la fatiga del viaje empezaba a hacer mella y al día siguiente nos esperaba otra buena paliza.
Recuerdo que aquella noche fuimos a un bar y al pedir las consumiciones los camareros se fijaron en Encarna y le exigieron el pasaporte para comprobar que tenía la edad adecuada para poder beber alcohol en un establecimiento público y como no lo llevaba encima tuvo que pedir una infusión.
Como podréis imaginar Encarna tenía y tiene una cara de niña que no ha roto un plato en su vida y la policía allí no se anda con chiquitas a la hora de entrar a un establecimiento y exigir la documentación a cualquiera que ellos crean que no tiene edad suficiente para beber alcohol. Por supuesto, el establecimiento es responsable y ante la duda no te sirven nada aunque lo pagues a precio de oro.
Camino del hotel vimos la sede central de "National Geographic" y en sus escaparates disfrutamos viendo las maravillosas fotos gigantes que tienen expuestas.
En Washington, D.C. visitamos al día siguiente el Cementerio de Arlington con el espectacular relevo de la guardia ante la tumba del soldado desconocido y algunas tumbas de personajes muy conocidos de todo el mundo como los Kennedy, General Paton, etc.
Luego estuvimos admirando los alrededores de "La Casa Blanca", "El Capitolio", donde recientemente se ha juzgado al actual Presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, por sus devaneos amorosos, los monumentos a los Presidentes Washington, Lincoln y Jefferson y a los soldados caídos en Vietnam, la avenida de Pensylvania y el museo del espacio, donde admiramos la primera nave que llegó a la luna y el avión que dejó caer la bomba atómica sobre Hiroshima entre otros artilugios.
Por la tarde estábamos llegando a Filadelfia o como los americanos prefieren llamarla "La Ciudad del Amor" y visitamos el camino de Elfreth, el barrio victoriano, el boulevard de Benjamín Franklin, la campana de la libertad y el "Independence Hall" que es el edificio donde se firmó la Declaración de la Independencia y se redactó la Constitución americana.
Por supuesto, no dejamos de hacernos un montón de fotografías junto al emblema de la ciudad, que es una escultura en acero inoxidable de la palabra "LOVE".
Al día siguiente emprendimos el camino de regreso a New York y en nuestras caras se reflejaba un sentimiento de tristeza. No solamente dejábamos atrás un viaje maravilloso, sino que además dentro de poco íbamos a dejar atrás también la pequeña familia que habíamos formado desde el inicio y sin la cual, estoy seguro, el viaje no hubiera sido tan extraordinario.
Cuando llegamos a N.Y. los abrazos de despedida nos emocionaban y alguna que otra lágrima afloró.
Nosotros, Juan y Silvia, Fran y Encarna, Javi e Isa y Patricia y yo tuvimos la suerte de poder estar otros dos días más en N.Y. visitando todo lo que ya os conté en la primera parte.
Las casualidades de la vida hicieron que el mismo día llegara a N.Y. Su Santidad Juan Pablo II, al que tuvimos la suerte de poder ver en la quinta avenida.
Dos días después nos despedíamos con lágrimas en los ojos haciéndonos promesas de visitarnos en cuanto ello fuera posible y así ha sido. Juan Y Silvia vinieron a España y volvimos a juntarnos todos excepto Patricia, Fran y Encarna han venido a Guadix en varias ocasiones y yo he ido a Murcia unas cuantas veces.
Quiero por último apelar una vez más a vuestra comprensión por haberme extendido tanto, pero pienso que si os ha gustado y alguna vez os puede servir si viajáis allí, habrá valido la pena este maravilloso viaje por los Estados Unidos y Canadá.
Hasta la próxima.
Vuestro paisano.

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28.mar 2009 - 19:11

UN PAISANO EN ASTURIAS (I)
Por Roberto Balboa

Poco a poco fuimos dejando atrás aquellas tierras y aquellas gentes de Trives que tan bien nos acogieron y tan bien nos trataron y aunque la nostalgia nos embargaba, pronto tendríamos la suerte de poder disfrutar de otras tierras y otras gentes, amén de que nuestros amigos de Guadix, María y Enrique, nos iban a acompañar durante nuestro periplo vacacional en Ribadesella.
El viaje lo hicimos sin ningún contratiempo y poco después de mediodía llegábamos a la bonita ciudad de Ribadesella.
Lo primero que hicimos fue localizar el apartamento que habíamos alquilado por internet; descargamos el coche y nos fuimos a comer, lo que hicimos frugalmente ya que estábamos ansiosos por dar un paseo por el centro, como así hicimos.
El centro de Ribadesella es muy bonito. Son cuatro calles paralelas que discurren junto al Paseo del Puerto del Río Sella y en ellas hay antiguas casas blasonadas que denotan la riqueza y el esplendor de tiempos pretéritos.
Paseando tranquilamente en esta tarde primorosa por la temperatura que hacía y por la luz tan diáfana que nos acompañaba, visitamos el Palacio Prieto Cutre (siglo XVI) que actualmente es el Ayuntamiento, la casa blasonada de la familia Ardines, la iglesia parroquial de Santa María Magdalena, la casa palacio de los Prieto-Collado que tiene en sus bajos la oficina de Correos, la casa del Escudo (siglo XVIII), el chalé y Torre de la Atalaya, la Lonja del Pescado, el Hórreo que es una oficina de información turística construida sobre un gran hórreo y el podium de los vencedores del descenso del Sella.
Poco después compramos algunas cosillas para la casa y nos marchamos hacia ella a descansar, ya que el día había sido bastante ajetreado, estábamos cansados, y nos quedaban muchas cosas por ver y muchos kilómetros por recorrer.
Nuestra idea era mantenernos lo más alejados posible de las típicas rutas del turismo, aunque ello no iba a ser óbice para que no visitáramos algunos puntos afamados en algún momento.
A la mañana siguiente cogimos la carretera en dirección a Santander, desviándonos en Unquera y parando poco después en Panes. Tras tomar un tentempié, con mucho pan, y dar un agradable paseo por el pueblo, pedimos información de la zona en la oficina de información turística del Ayuntamiento donde una agradable chica nos informó de todo lo que podíamos ver y hacer en aquella zona, además de darnos muchos folletos informativos de la zona, dándonos incluso dos libros; "De Turismo Rural por Asturias" y "Durmiendo por Asturias", donde se pueden encontrar todo tipo de alojamientos, con indicación de precios y servicios, por lo que desde estas líneas los pongo a vuestra disposición y si en el futuro pensáis visitar aquellas tierras no dudéis en solicitarme toda la información que necesitéis.
Proseguimos el viaje parando pocos kilómetros después en Santa María de Lebeña, pequeña ermita del siglo X muy bien conservada, de estilo mozárabe y declarada Bien de Interés Cultural en 1893.
Continuamos hacia Potes, donde paramos a comer en el Mesón los Camachos, muy recomendado por unos amigos, pero que no fue de nuestro total agrado. Hay en Potes sitios bastante mejores para comer. Yo recomendaría que crucéis el pueblo y antes de pasar el puente sobre el río Quiviesa, a la izquierda hay una calle peatonal donde hay buenos y económicos restaurantes cuyas balconadas dan al río y donde se puede comer bien, acompañados de unas inmejorables vistas.
En principio teníamos previsto ir hasta Fuente Dé con objeto de subir en el funicular, pero ante lo gris que estaba el día y que la tarde ya estaba avanzada, decidimos que sólo iríamos hasta el Santuario de Santo Toribio de Liébana o Santuario del Lignum Crucis y allí nos dirigimos.
Del siglo XVIII y de estilo colonial, es copia de una de las cúpulas de la Catedral de Santa Fe de Bogotá en Colombia.
Existen en el monasterio unas reproducciones de las miniaturas de los códices de San Beato de Liébana, en concreto pertenecen al Códice de Fernando I y Sancha, que se hayan en la Biblioteca Nacional de Madrid.
La puerta principal se llama de la Cofradía de la Santa Cruz y data del año 1181, siendo un encargo de los Obispos de León, Palencia, Burgos y Oviedo.
En este monasterio hay una tradición muy arraigada y antigua que se llama "La Vez de Santo Toribio" y consiste en que dos hombres de cada pueblo peregrinan un día determinado de la semana al monasterio, para orar en la capilla, según el turno que han acordado los distintos pueblos y valles de Liébana, junto con los Ayuntamientos y el propio monasterio. A veces vienen caminando descalzos desde largas distancias, saliendo de sus pueblos de noche para llegar de madrugada.
Otra de las cosas importantes que podríamos destacar es el Lignum Crucis, trozo de madera de la cruz de Cristo, diciendo los paisanos que es el trozo más grande que se conserva de dicha cruz.
Poco después desandábamos el camino y volvíamos hacia nuestra parada y fonda, Ribadesella.
Sobre las 8 de la tarde llegaron nuestros buenos amigos María y Enrique, que habían hecho el viaje de un tirón desde Guadix, conduciendo todo el camino María. Tras los saludos de rigor cenamos en un mesón típico y poco después, destrozados del día, nos acostamos.
Nuestro apartamento resultaba escaso para 4 personas, por lo que al día siguiente María localizó por teléfono un hotelito rural a unos dos kilómetros para poder estar un poco más confortables.
El hotel, Villa Eva, resultó ser una collejada en medio del campo, rodeado del verde asturiano y con unos caseros formidables.
Al día siguiente nos hizo mal tiempo por lo que decidimos hacer una ruta corta; estuvimos en Cangas de Onis y en Covadonga.
Paseamos por Covadonga visitando, como no, la cueva de la Santina, nos hicimos un montón de fotos y nos fuimos a comer a Cangas de Onis.
En el enlace siguiente podéis ver las fotos del viaje por Asturias, Cantabria y León.
http://picasawe...osDeAsturias
En Cangas paseamos por su mercadillo y nos abastecimos de varios kilos de las famosas fabes de Asturias, de las cuales ya hemos dado buena cuenta.
Como el tiempo no nos quiso acompañar y estábamos cansados, Espe y yo decidimos irnos a la casa a descansar, mientras María y Enrique esa tarde noche se fueron hasta Villaviciosa.
Al día siguiente pensamos ir a Potes y Fuente Dé, pero como el tiempo seguía sin querer congraciarse con nosotros, tuvimos que optar por hacer una ruta más corta y nos fuimos en dirección a Villaviciosa.
Cerca de Colunga nos desviamos hacia el Mirador del Fito, desde donde pudimos contemplar unas vistas espectaculares del Cantábrico al norte, y de los Picos de Europa al sur.
El viento nos hizo desistir de saborear por más tiempo aquellas fabulosas vistas y poco después nos dirigíamos al Museo del Jurásico de Asturias (MUJA), donde tuvimos la suerte de llegar justo el último día que iba a ser gratuito.
Pero antes os voy a contar una anécdota que nos pasó un poco antes de llegar al MUJA.
Pasamos por un pueblo pequeño y vimos un cartel que decía "Se venden pitos". Imaginé que podría ser algún tipo de pito o silbato típico de la zona, pero como no vimos a nadie en las calles del pueblo continuamos nuestra ruta. Al día siguiente, María y Enrique lo comentaron con sus caseros y obtuvieron la siguiente respuesta: los pitos son pollos o gallos. ¡Casi ná el parche!.
Poco después estábamos recorriendo todas las dependencias del MUJA, hicimos un montón de fotos y, como el hambre apretaba, nos fuimos a Tazones, pintoresco y pequeñito pueblo de pescadores, donde disfrutamos de las excelencias con que el Cantábrico nos regala.
A los postres, el dueño tuvo la deferencia de obsequiarnos con un excelente orujo de la tierra y poco después, tras localizar donde lo vendían, Enrique compró todas las existencias.
Volvimos a Villaviciosa, donde dimos un paseo, nos comimos unos pastelitos (María siempre tan golosa), y nos tomamos un café.
El amigo Enrique, con su cámara digital, hizo no sé cuantas fotos de distintos lugares de esta hermosa villa, destacando las que hizo a la célebre fábrica de sidra El Gaitero y al Ayuntamiento.
También hay que destacar en Villaviciosa la iglesia de Nuestra Señora de la Oliva, del siglo XIII, y la ría de Villaviciosa, declarada Reserva Natural Parcial.
Poco después compramos unas pizzas, de las que dábamos buena cuenta tranquilamente en nuestra casa de Ribadesella, regadas con buena sidra de la zona, ya que tanto Espe como Enrique se habían vuelto unos expertos escanciadores de sidra gracias a unos tapones especiales que allí compramos.
Hoy, por fin, el tiempo ha querido acompañarnos y hemos puesto rumbo, otra vez y en honor de nuestros amigos, hacia Unquera, Panes y Potes, pero con la particularidad de que hoy sí hemos llegado hasta Fuente Dé.
Pero bueno, queridos paisanos, esto ya os lo contaré en la siguiente revista.
Hasta la próxima.
Vuestro paisano.

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5.jun 2009 - 01:17

UN PAISANO EN ASTURIAS (II)
Por Roberto Balboa

El día empezó nublado y gris pero poco a poco fue aclarando y al final hemos tenido la suerte de un día maravilloso.
La única diferencia con respecto a la misma ruta de días pasados, es que tuvimos la gran suerte de ver en un día tan resplandeciente, las inmensidades del Valle de Fuente Dé en la célebre comarca de Liébana.
El teleférico que sube de Fuente Dé hasta uno de los picos de la inmensa sierra que lo rodea, es algo que pone los pelos de punta. Es el tercer teleférico más largo del mundo y pasa de la cota de 1097 metros a la cota de 1850 metros, el cable tiene una longitud de 1640 metros y a una velocidad de 10 metros por segundo tarda en hacer el recorrido 3 minutos y 40 segundos teniendo una capacidad de 28 pasajeros.
Siempre he tenido bastante reparo, por no decir miedo, a las alturas, pero siempre que me he encontrado ante un reto de estas características, me he convencido a mi mismo de que no pasaba nada, que había que intentarlo y que de esa forma se podía combatir la fobia a las alturas. De hecho, he subido a los sitios más altos por donde he ido viajando, como por ejemplo la torre CN de Toronto (Canadá) que con sus 557 metros de altura es el edificio más alto del mundo.
Pero en el caso que nos ocupa del teleférico de Fuente Dé, no me decidí a hacerlo, no sé si por ese miedo oculto o porque preferí dejarlo para mejor ocasión. El caso es que por este motivo y si Dios quiere, tengo que volver a ir a Fuente Dé, aunque sólo sea para seguir tratando de imponerme a la fobia a la altura.
Poco después paramos a comer en el restaurante "El Caserío" en la pequeña población de Camaleño, ya que Enrique y María habían parado allí en otro viaje anterior y les pareció excelente, y así era.
La comida fue sobria pero no pudimos acabar con ella. Una tabla de quesos, entre los que no podía faltar el de Cabrales (Arenas de Cabrales está a unos 50 kilómetros de aquí), y una excelente carne de membrillo casera.
Después y como único plato nos comimos un cocido lebaniego que estaba para chuparse los dedos, pero que como he dicho no pudimos acabar.
De postre tomamos mousse de limón para intentar digerir la comida, pero ni con ello ni con el excelente orujo que degustamos podíamos desembarazarnos del sopor que nos embargaba.
En honor de nuestros buenos amigos volvimos a visitar el Santuario de Santo Toribio de Liébana, del que ya os hablamos en la primera parte, y de allí nos fuimos a Ojedo a buscar a los hermanos Jesús y Javier Fernández Gómez, artífices del orujo que habíamos probado y del que Enrique quedó tan enamorado que decía que de allí no se iba si no se llevaba unas cuantas botellas de ese orujo.
Tras andar por sus calles empinadas y estrechas en donde a duras penas cabía el coche, localizamos a uno de los hermanos y por fin pudimos hacer realidad el sueño de Enrique.
Poco después volvíamos a visitar la ermita de Santa María de Lebeña, ya mencionada en la primera parte, para que nuestros amigos pudieran disfrutar de esta pequeña joya del arte mozárabe del siglo X, prosiguiendo nuestro camino a Panes donde tras dar una vuelta por el pueblo y tomar un café volvimos a Ribadesella.
Parece que todo lo que el tiempo nos acompañó en Trives, aquí en Asturias, se negaba a colaborar, por lo que cada día cuando nos despedíamos por la noche planeábamos una ruta para el día siguiente si hacia buen tiempo y otra si hacia mal tiempo.
De hecho, para el día siguiente quedamos en que si hacia buen tiempo marcharíamos a la zona de Cudillero y si hacia mal tiempo nos quedaríamos en Ribadesella.
El día se presentó otra vez gris y nublado pero como no llovía decidimos irnos a Cudillero; luego nos cayó toda el agua del mundo.
Paseamos por Cudillero, por sus callejas empinadas y típicas, compramos algunas cosas de la tierra y nos fuimos a comer a un típico restaurante del puerto que nos habían recomendado.
No os diré que este es el pueblo más bonito de España, pero sí uno de los más bonitos, por lo menos a mí me lo parece. Al incomparable marco de sus casas y calles escalonadas, se une un maravilloso mar que rezuma braveza, pudiendo visitar la ruta de los miradores, entre los que hay que destacar el Pico, Cimadevilla, Garita-Atalaya y el Contorno.
La iglesia de San Pedro, del siglo XVI, de estilo gótico tardío tiene unas interesantes tallas barrocas y fue financiada por los pescadores.
Muy cerca del puerto está la capilla del Humilladero, del siglo XIII, siendo el edificio más antiguo de la villa, donde exponían a los reos al público antes de ser ajusticiados.
El entorno del faro ofrece panorámicas de la agreste costa de Cudillero, con acantilados de hasta 40 metros.
Las tascas de pescadores del puerto, las sidrerías y los restaurantes ofrecen ricos productos del mar, con una gran variedad de pescados y mariscos frescos.
Y si se te hace un poco tarde en la sobremesa puedes asistir al retorno de los barcos de pesca que entre las 5 y las 8 de la tarde descargan las capturas del día pasando a ser subastadas en la rula.
Los alrededores de Cudillero están llenos de cosas por ver, pero para no aburriros más de lo necesario, sólo os recomendaré el Palacio Selgas, situado en El Pito, a unos kilómetros de Cudillero. Le llaman el Versalles asturiano y alberga una colección muy interesante de pinturas de El Greco, Goya, Tiziano y otros, amén de unos jardines de película de fantasía en un entorno casi celestial.
Podéis ver las fotos del viaje aquí>>>>>>>>http://picasawe...osDeAsturias
Visitamos algunos pueblos más de los alrededores, pero como la tarde estaba cayendo y la lluvia se resistía a abandonarnos, optamos por volver a Ribadesella.
Pensando en que mañana, cuando nos levantemos, cogeremos el caminito hacia el sur la tristeza nos embargaba por dejar tan maravillosa tierra.
Hoy era nuestro último día y por ello lo dedicamos a Ribadesella y sus alrededores.
Lo primero que visitamos fue la Cuevona de Ardines.
Tras subir 300 escalones, accedimos a una inmensa sala con una impresionante bóveda, donde nos proyectaron sobre las paredes un documental con un poco de la historia de esta y otras cuevas similares de los alrededores.
Después visitamos la afamada cueva de Tito Bustillo, donde tras hacer un recorrido de unos 1500 metros pudimos contemplar el impresionante conjunto pictórico de las caballos.
Para comer traspusimos donde el demonio se volvió, pero como sarna con gusto no pica y nos habían dicho que allí se comía en plan casero y muy bien, allí nos presentamos, en el Molín de Mingo.
Comimos en los bajos de un hórreo. La carta era poco extensa pero los productos de primera. Pito o pollo campero, ciervo y jabalí, bien regado con sidrina (sidra) y rematado con unos exquisitos postres de la abuela.
El camino que tuvimos que andar para llegar al Molín de Mingo era tan estrecho que literalmente un coche no hubiera podido cruzarse con una bicicleta; menos mal que no nos tropezamos con nadie, pero tanto la comida como el sitio en que está enclavado hacen volar tu imaginación: rodeado de altas cumbres y de hermosos y extensos prados verdes, ves pacer a las vacas con una laxitud que te hace olvidar el ajetreo mundano en el que estamos inmersos.
Después de la comida y con el objeto de distraer un poco el sopor que ésta nos había producido, nos fuimos a ver la Cuevona de Cuevas. Está cerca de Ribadesella y constituye la única entrada por carretera a la aldea de Cuevas de Agua.
Es una impresionante cueva de unos 300 metros de largo, por donde discurre la carretera y el río.
Paramos el coche en uno de los extremos y paseamos por ella, tomando la precaución de ponernos los chalecos reflectantes para facilitar que los coches nos vieran.
De allí nos fuimos a la estación de ferrocarril y tuvimos la suerte de llegar a tiempo para ver el tren transcantábrico, que es el homónimo de nuestro tren Al-Andalus.
Estuvimos charlando un rato con el Jefe de Estación, que nos contó un poco los avatares de su profesión en aquella zona y tras tirarnos unas fotos con él, nos despedimos.
De allí nos fuimos a los bufones de Belmonte.
Los bufones son aberturas naturales en la cresta de los acantilados de la desembocadura del río Guadalmía.
Cuando las olas rompen contra los acantilados, por estas aberturas salen disparados a gran altura enormes tufaradas de agua difuminada. Según nos comentaba un lugareño, en los días en que la mar está brava, las tufaradas no son difuminadas y se convierten en enormes géiseres naturales.
Volvimos a Ribadesella y nos dimos un agradable paseo por la ruta de la mitología asturiana, que empieza en el río Sella y acaba en el mar Cantábrico. Está salpicada de paneles, donde te van explicando quienes son y cómo se comportan los diferentes mitos asturianos: los cuélebres, las xanas y otros más de los que no recuerdo los nombres.
Poco después nos despedíamos, ya que había que hacer las maletas y mañana queríamos salir un poco antes de lo que lo habíamos estado haciendo estos días atrás.
Esa noche, María tuvo que ir a urgencias, y mire Vd. por donde el médico que la atendió había estado trabajando en Albondón. En cuanto María le dijo que había comido pollo campero, el médico le dijo que no se preocupara, que no sabía si era el pollo o los aderezos que le ponen, pero que ya había atendido a muchas personas en la zona a las que les había pasado lo mismo.
Espe también pasó una noche regular, con mucha pesadez de estómago, pero gracias a Dios no hubo que recurrir a urgencias.
Bueno queridos paisanos, otra vez hay que dejarlo aquí, ya que nuestros otros paisanos, amigos y colaboradores de la revista, también tienen derecho a que les dejemos un espacio donde nos cuenten sus cosas.
Hasta la próxima.
Vuestro paisano.

© Del autor.
Artículo publicado en la Revista de la Asociación Cultural Amigos de Gor San Cayetano


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editado por: roberto, 05/06/2009 02:21h<!-- end editby -->

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29.ago 2009 - 23:39

UN PAISANO EN ASTURIAS (III)
Por Roberto Balboa


Salimos sobre las 11 de la mañana con dirección a Cangas de Onis y de allí por el puerto del Pontón en dirección a Riaño.
Cerca del puerto paramos en el desfiladero de los Beyos, donde contemplamos una inmensa catarata en un paisaje espectacular. La catarata no es ni más ni menos que la primera andadura del celebérrimo río Sella que nace en las inmediaciones del puerto del Pontón en la fuente del Infierno.
El desfiladero tiene unos 10 kilómetros de largo y en algunos lugares alcanza los 1000 metros de profundidad.
Cruzamos el puerto, pasamos Riaño y su pantano y poco después parábamos en un pueblecito de León llamado Las Salas.
Allí vive mi amigo y ex-compañero de trabajo Juanjo, y no era cosa de pasar por su pueblo después de más de dos años sin vernos y no tomar aunque fueran unas cervezas con él.
Lo llamé a la casa y su hermana me dijo que estaba en el campo, pero que por la hora que era debía de pasar pronto por la puerta del bar donde yo estaba. Y así fue, diez minutos después Juanjo pasaba por la puerta con su vara andando tranquilamente.
Le dio mucha alegría verme, al igual que a mí, y tras los saludos de rigor y tomar unas cervezas, nos dijo que para comer era mejor irnos a Crémenes, un pequeño pueblo de al lado, cosa que hicimos.
Cuando corrijo estas líneas, no puedo dejar de deciros que en el bar de Crémenes en el que comimos, vendieron un montón de décimos del segundo premio de la lotería de Navidad del 2004. Un hermano de mi amigo Juanjo llevaba un décimo premiado. La fortuna no era para nosotros.
No nos dejó pagar y tras despedirnos volvimos a coger carretera y manta, aunque sólo fueran unos kilómetros, ya que en Sabero, un pueblo que está a unos 8 kilómetros de Las Salas, también tenía amigos a los que quería saludar, ya que no los había visto desde hacia más de 15 años.
Sólo pude saludar a Nazario, ya que el resto de la familia había marchado a Cistierna a no sé qué de deporte con los nietos.
Durante el camino hacia Sahagún sólo paramos en una fábrica de embutidos, ya que María y Enrique querían comprar unos botillos, tanto para ellos como para regalar a nuestros buenos amigos de Gor. Cómo iban a olvidar que estábamos en la tierra de nuestro buen amigo José Callejo.
Llegamos a Sahagún ya caída la tarde y aparcamos junto al refugio del peregrino. Había allí bastante animación, pero lo que más nos llamó la atención fue una imponente estatua de hierro a tamaño natural de un peregrino típico, con su sombrero de ala ancha, su cayado y sus calabazas secas colgándole y, por supuesto, ataviado con el hábito tan peculiar parecido al de los monjes. Enrique no pudo resistir la tentación de fotografiarse junto a él.
Dimos una vuelta por el pueblo en busca de alojamiento, y nuestras atrevidas mujeres estuvieron viendo un hostal que no les gustó para nada, ya que según nos contaron aquello parecía más una fonda de los años 50.
Poco después encontramos algo más adecuado y tras dejar las maletas nos dimos una vuelta por el pueblo.
Sahagún fue en tiempos de Alfonso VI y sus sucesores la Abadía más importante del Camino de Santiago con privilegios y propiedades que abarcaban desde Guadarrama hasta el mar Cantábrico. Durante la Edad Media fue el foco más importante del estilo arquitectónico románico de ladrillo, conocido como románico mudéjar.
El mejor exponente del románico mudéjar pudimos contemplarlo en la iglesia de San Tirso, bellamente construida y mejor conservada, aunque fue una pena no poder visitarla por dentro.
También vimos las ruinas del monasterio de San Benito y la ermita de la Virgen del Puente.
Paseamos por sus tranquilas y majestuosas calles y después de tomar unas cervezas nos fuimos a cenar al mismo hostal donde parábamos, ya que el dueño nos había dicho que había arrendado el bar una gente muy "apañá" y que daban de comer lo que no podríamos apurar y todo por 6 euros. Y en verdad así fue.
Poco después Espe, María y Enrique se fueron a dormir, pero como yo no tenía sueño me quedé charlando un rato con la gente del bar.
Por la mañana, bien desayunados, nos fuimos a ver el monasterio de San Pedro de las Dueñas (siglo XII), ya que nos pillaba a pocos kilómetros de Sahagún y nos habían dicho que merecía la pena verlo.
Este monasterio está regentado por las monjas de clausura benedictinas, está muy bien conservado y pudimos observar unos capiteles en las columnas que ninguno de los cuatro habíamos visto en nuestra vida. La paisana del pueblo que nos lo enseñó, sólo supo decirnos de estos capiteles, que por allí había pasado mucha gente y que al igual que nosotros nadie le dijo nunca como se llamaba ese tipo de capitel; de las investigaciones posteriores que he hecho puedo deciros que esos capiteles pertenecen a una variante muy poco frecuente y conocida del románico. El monasterio empezó a construirse en piedra pero se acabó en ladrillo; está considerado como una de las primeras obras de estilo románico-mudéjar en España.
Además, puedes parar en el monasterio por un módico precio y degustar las exquisiteces culinarias de las monjitas. Eso sí, debes reservar en el teléfono 987780150 y tener presente que cierra en Navidad.
Si quieres probar los mejores vinos de la zona, cerca se encuentra el pueblo de Gordaliza del Pino, donde sus caldos recios te ayudarán con las no menos recias comidas de la tierra. En Calzada del Soto se pueden visitar unas bodegas excavadas en la tierra.
Volvimos a Sahagún, repostamos y tras los abrazos de rigor de la despedida, María y Enrique tomaron el camino de vuelta a casa, a Guadix, mientras que nosotros, sin un itinerario predeterminado, pero sabiendo que nuestro destino era el Monasterio de Piedra, nos pusimos en carretera.
Pasamos por Carrión de los Condes, histórica ciudad de la época celtíbera, que empezó a ser muy importante a partir de finales del siglo VIII durante el reinado de Juan II El Casto, y que destaca desde la carretera por sus magníficas construcciones, iglesias, monasterios, ermitas y edificios civiles, pero en la que no paramos debido a que nos quedaban muchos kilómetros por hacer.
También pasamos por la bella ciudad de Burgos, pero como ya la habíamos visitado en varias ocasiones y el camino por hacer aún era largo, decidimos no parar.
Poco después parábamos a comer en Villafranca Montes de Oca unos bocadillos y vuelta a la carretera.
Poco después pasábamos por el pueblo de Tosantos (60 habitantes), donde nos llamó la atención poderosamente una ermita excavada en la roca, dedicada a la Virgen de la Peña.
Durante un buen trayecto tuvimos como compañera de viaje la muy famosa y conocida comarca de La Rioja, en la que pueblos como Haro y Cenicero nos suenan a todos los que apreciamos el buen vino y en la que me hubiera gustado detenerme y disfrutar de sus ricos caldos, pero nuestro destino aún estaba distante y una vez más decidimos continuar viaje.
Pasamos por Zaragoza pero tampoco paramos en ella por tenerla visitada en varias ocasiones. Una hora más tarde entrábamos en Nuévalos, que iba a ser nuestra parada y fonda de ese día, dimos una vuelta por el pueblo, tomamos unas cervezas y tras dejar las maletas en el hotel nos acercamos al Monasterio de Piedra para ver los horarios de apertura y cierre, ya que nuestro único objetivo al día siguiente sería visitar ese maravilloso entorno.
Pero este capítulo creo que merece una especial atención, por lo que será objeto del siguiente artículo, que veremos si Dios quiere, en la próxima revista.
Bueno, queridos paisanos, pues entonces nos vemos pronto en "Un paisano en el Monasterio de Piedra".
Hasta pronto.
Vuestro paisano.

© Del autor.
Artículo publicado en la revista de la Asociación Club Amigos de Gor San Cayetano.


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